sábado, 26 de abril de 2014

Transmisión en vivo de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II - 27 de abril 2014

El 27 de abril, el segundo domingo de Pascua, el Papa Francisco presidirá la Santa Misa de Canonización del Beato Juan XXIII y Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.

sábado, 19 de abril de 2014

Paso de la muerte a la vida

La permanencia del cristianismo por los últimos veinte siglos en la historia de la humanidad se debe a la confesión de fe en Jesús de Nazaret como el Resucitado, como el Viviente, presente en la vida de los cristianos.

Esta es, por tanto, la principal confesión de fe de los cristianos: “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe y vana también nuestra predicación” (1 Co 15,14). Pero esta confesión de fe se sostiene en una evidencia, en un dato histórico: la vida de unos primeros hombres y mujeres, seguidores de Jesús de Nazaret, quienes - después de la muerte en cruz del nazareno - experimentan un hecho transformador de sus vidas, se experimentaron hombres y mujeres nuevos (Cfr. Ef 2,18) por lo que comienzan a confesar que el muerto les cambió la vida y, si les cambió la vida, es porque está vivo y ha resucitado!.

Dicha transformación consistió fundamentalmente en un cambio de mentalidad (Cfr. Ef 4,23), de criterios, de lógica: en una manera nueva de ver y afrontar la realidad según la lógica y la sabiduría de Dios y del evangelio de Jesucristo que no es la lógica del mundo.(Cfr. St 3,13 y 1 Co 1). Ahora, novedosamente, se descubren – como Jesús mismo había vivido y les había enseñado – hijos de Dios (Gál 4,6) y hermanos todos los unos de los otros (1 Jn 3,14). Descubren como obsoleto el viejo orden de cosas veterotestamentario: “Lo viejo ha pasado, ha llego lo nuevo” (2 Co 5,17) y empiezan a leer e interpretar sus propias vidas y la realidad toda “a la luz” de lo acontecido en la vida de Jesús de Nazaret: su pasión, su muerte y su resurrección.

Es decir, que lo que fundamenta la confesión de fe en Jesús como resucitado son – en concreto – la vida nueva de hombres y mujeres que dan testimonio de la obra transformadora del Crucificado en ellos (Cfr. Hc 2)

Han pasado ya dos mil años desde aquel hecho: la pasión-muerte-resurrección de Cristo y, cada domingo y cada año, en la pascua cristiana, los discípulos de Cristo de todos los tiempos y rincones de la tierra, de los más diversos orígenes y según los moldes de las más diversas culturas seguimos confesando a Cristo como Resucitado y presente en la historia de la humanidad.

Dicha confesión de fe es vacía si no parte de la experiencia de hombres y mujeres que – hoy como ayer – continúan experimentando una transformación en sus vidas que los empuja a vivir el mandato del amor, en el reconocimiento de que somos hermanos, hijos del mismo Padre: “En este sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, en que nos amamos los unos a los otros”(1 Jn 3,14)

Pero son muchas las realidades que hoy desdicen de la confesión de fe en la Resurrección de Cristo. Porque confesar a Cristo como Viviente es, ante todo, confesar el triunfo de los designios del Padre en el Hijo (Filip 2,10) sobre los que quisieron su muerte, es confesar el triunfo de la vida abundante de Dios (Jn 10,10)sobre las mil formas de muerte (1 Co 15,55) que – sin Dios, sin amor – nos inventamos. Confesar a Cristo como Resucitado es confesar que la luz venció las tinieblas (1 Tes 5,5) y que – en adelante – es posible la construcción de vidas humanas y de sociedades más según la voluntad de Dios y menos según el capricho de los déspotas.

Por ello, la celebración pascual de los cristianos es memoria de lo acontecido en la vida de Jesús y de los primeros cristianos y es, ante todo: un compromiso. El compromiso que todo discípulo de Cristo tiene de mostrar con su vida, con sus hechos y palabras, con sus comportamientos y actitudes la vida abundante que Dios nos ofrece en Jesucristo: “He venido pata que tengan vida y que la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

Mientras millones de hermanos en el mundo vivan en situaciones de extrema pobreza, indigencia y miseria. Mientras las condiciones de vida precaria y miseria que arropa a las grandes mayorías de la humanidad los conduzca a la muerte y no a la vida, mientras un solo hombre pase hambre en la tierra (Cfr Hc 2,42 y Hc 4,32), la celebración pascual reclama en cada creyente en Cristo mayor autenticidad, mayor compromiso, mayor eficacia, mayor verdad y mayor sentido en todo lo que creemos, profesamos y esperamos.

En Cristo, la última palabra de Dios sobre el destino del hombre no es muerte en la cruz o en las mil cruces que existen sino vida. La resurreción de Cristo y nuestra resurrección en El llena de sentido nuestras existencias pero nos empuja a la construcción de mejores vidas, para una mejor sociedad y un mejor mundo en el que podamos ver, vivir y edificar no según la lógica del mundo sino según la lógica de Dios.

Celebremos pues  nuestra Pascua cristiana: el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud de la ley a la plenitud del amor pero, por Cristo, con El y en El, pasemos también nosotros de la comodidad, tibieza y rutina de nuestras vidas cristianas al combate activo de hombres y mujeres que – desde el evangelio de Cristo – luchamos por hacer posible un mundo en el que real y verdaderamente Cristo esté Vivo en la vida de todos y en todos los ambientes sociales: en la política y en la cultura, en la academia y en el deporte, en las artes y en la religión, en la ciencia y en el trabajo….

Que, hoy como ayer, la confesión de fe del Crucificado como Resucitado esté acompañada y avalada por la vida de hombres y mujeres nuevos que construyen, en el día a día, un mundo más humano, es decir, más fraterno, más equitativo, más solidario, más justo. FELICES PASCUAS!




viernes, 18 de abril de 2014

Papa Francisco da la bienvenida a representantes de Museum of the Bible y la American Bible Society

El dia 31 de marzo, Su Santidad, el Papa Francisco, recibió en audiencia a los ejecutivos del Museum of the Bible y American Bible Society. El encuentro tuvo lugar en el Palacio Apostólico en el Vaticano.  

En esta ocasión se inauguró la exposición bíblica, Verbum Domini II, que estará abierta al público hasta el día 22 de junio.  Se puede visitar esta extraordinaria exposición bíblica en el edificio ubicado en la Plaza de San Pedro, llamado Braccio di Carlo Magno.











sábado, 12 de abril de 2014

Cumbre Bíblica Católica de Nueva York 2014


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