lunes, 21 de diciembre de 2015

Navidad es Misericordia



Este pasado 08 de diciembre, el Papa Francisco ha inaugurado el año jubilar dedicado a la contemplación y reflexión de la MISERICORDIA DE DIOS por nosotros y a las exigencias que dicho AMOR nos hace a cada uno de los discípulos de Cristo, en la práctica y cotidianidad de nuestras vidas.

Al mismo tiempo, en este tiempo de adviento, nos preparamos para el tiempo litúrgico de la NAVIDAD en el que – un año más - volvemos a conmemorar el NACIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

Pero, ¿cuál es el mensaje que contiene este año jubilar de la MISERICORDIA para el mundo? y ¿qué tiene que ver el asunto de del amor misericordioso de Dios por nosotros con el tiempo de NAVIDAD?

En primer lugar digamos que MISERICORDIA significa – literalmente – estremecimiento del corazón ante la necesidad ajena. Misericordia es aquello que – según consta en los textos de los evangelios – impulsó siempre a Jesús para resolver las necesidades (especialmente de hambre y de perdón) de cuantos acudían a El para escucharlo y seguirlo.

Bien podemos decir entonces, que si de algo necesita el mundo de hoy, la humanidad entera, es de señales claras de compasión y de misericordia de los hombres, comunidades y naciones que tienen y cuentan con más recursos humanos (talentos) y materiales (recursos financieros) hacia los que menos tienen oportunidades de salud, de educación, de techo, de trabajo, de vida digna.

Es mucho lo que el mundo globalizado ha avanzado en términos de riqueza material, tecnología y alcances científicos de todo tipo y, sin embargo, no es menos cierto que dichos logros han ido generando una estela de marginalidad que conforman multitud – también global - de hombres y de comunidades ya no sólo pobres sino empobrecidos por la fría lógica de la estructura económica imperante. Empobrecidos que se constituyen en una vergüenza, en una afrenta ante los hombres y las naciones que detentan el poder, la riqueza y los recursos técnico-científicos.

Esta situación inequitativa, desigual, injusta, inhumana. clama por la compasión y la MISERICORDIA. Es decir, por un estremecimiento interior de todos por todos, especialmente por quienes más padecen necesidades de todo tipo en nuestra sociedad. Misericordia, compasión, estremecimiento interior que es contrario a toda forma de discriminación, segregación o franca indiferencia ante el dolor que los que más sufren.

La MISERICORDIA exige una postura tal a hombres y naciones que hace que tomemos conciencia del destino común que tenemos todos como seres humanos, habitantes de la casa común que es la tierra. Así, nada que ocurra a un ser humano (bueno pero especialmente doloroso, independiente de su ideología, raza, religión, etc.) puede ser indiferente a otro ser humano. En el mundo, nos afecta todo lo que a todos afecta. Nos engrandece lo que a un  ser humano engrandece y nos tiene que doler la necesidad de los postergados de nuestras sociedades.

Este es, precisa y esencialmente, el mensaje de la NAVIDAD: en el Niño Jesús “envuelto en pañales y recostado en un pesebre” Dios se apiada, tiene compasión y misericordia, de todo hombre y de todos los hombres, especialmente de los últimos a los ojos del mundo, de los que nacen, viven y mueren en pesebreras. En Jesús de Nazaret Dios quiso compartir el diario vivir, las luchas cotidianas y el destino definitivo de la humanidad entera. La NAVIDAD, podemos decir, es la manifestación de LA MISERICORDIA DE DIOS POR NOSOTROS. Por eso, el nombre del esperado de todos los tiempos – según los profetas del Antiguo Testamento – corresponde a lo dicho aquí: EMMANUEL, que significa “Dios con nosotros”.

Amigos y amigas, los invito a convertir nuestra fe y nuestra vida cotidiana en un espacio de MISERICORDIA de todos por todos, especialmente por los más débiles, para que siempre SEA NAVIDAD. Para que este año Jubilar de la Misericordia sean todos los años de nuestra existencia en la tierra y así la NAVIDAD dure por siempre. ¡Feliz Navidad y un 2016 lleno de misericordia y de bendiciones!


No hay comentarios: