domingo, 22 de noviembre de 2015

La Alegria de la Gratitud

La gratitud es una postura antropológica, es decir, es una posibilidad que tiene todo ser humano una vez que es capaz de reconocer todo el bien que hay en él mismo y en todo lo que lo rodea.

El ser humano puede, frente al bien que experimenta mientras vive, pasar desentendido por la vida, puede reconocer dicho bien como mérito y conquista de sus propios esfuerzos pero también puede reconocer una presencia gratuita y amorosa que provee de bien la existencia humana.

Las sociedades y sus correspondientes culturas pueden, por su parte, propiciar una formación ciudadana en la gratitud o pueden no hacerlo.

En esta transición de la modernidad a la posmodernidad, la cultura que nos circunda no es precisamente una cultura propensa ni proclive a la gratitud ni a inculcar en los seres humanos la capacidad de agradecer. Es, muy por el contrario, una cultura materialista y consumista en la que se publicitan las conquistas de lo que somos y tenemos, de lo que somos y de los bienes y servicios de los que disfrutamos como logros que se deben en exclusiva al avance de la ciencia y de la técnica o al avance y expansión globalizante del mundo del mercado y de la capacidad adquisitiva de cada quien mediante el dinero.

Aquí radica la importancia que el día de acción de gracias tiene en nuestra cultura norteamericana como una oportunidad para recordar que podemos agradecer, que podemos estar agradecidos por cuanto somos y tenemos, en medio de una sociedad propensa a la opulencia, al lujo y al derroche, al confort y al despilfarro.

EL DIA DE ACCION DE GRACIAS se constituye entonces en un hito anual en el que somos convocados a recordar, vivir, festejar, compartir y expresar la esencia de nuestra humanidad: la de ser agradecidos; y se constituye, además y por ello este día, en una tácita pero festiva protesta contra la soberbia y la autosuficiencia.

Cobra más importancia el sentido y significado de esta celebración norteamericana cuando sabemos que esta fecha – que desplaza a millones para el encuentro festivo y agradecido con sus seres queridos en el hogar y alrededor de la mesa - no está motivada por tradiciones o instituciones religiones, por partidos políticos o ideología de ningún tipo. Se trata sólo de vivir un momento en familia para reconocer la necesidad que tenemos de dar gracias por los frutos que hemos recibido y – en el caso del humanismo cristiano – para reconocer que esos frutos nos vienen de Dios, del Creador, del Dios de la Biblia revelado por Jesús de Nazaret como Padre bueno y compasivo. Es decir, que los cristianos reconocemos la presencia amorosa de Dios en la cotidianidad de cuanto somos y tenemos y la gratitud es, entonces, virtud y característica esencial de la vida del discípulo de Cristo.

Quien es capaz de agradecer porque es capaz de reconocer el bien es capaz de la alegría. Es decir, que la alegría es consecuencia de la gratitud. La gratitud entonces, además de procurarnos alegría nos compromete a compartir cuanto somos y tenemos con los otros, especialmente con los más necesitados.

Celebremos pues este día de ACCION DE GRACIAS para cultivar la que debe ser una actitud permanente en nuestras vidas: la de vivir con la alegría de la gratitud que se expande en la medida en que somos capaces de compartir con los demás, con nuestros hermanos, los hombres y mujeres de la humanidad entera.