sábado, 27 de enero de 2018

Papa Francisco en Chile

Treinta años después del viaje pastoral del Papa San Juan Pablo II a Chile, el actual Papa Francisco emprendió su sexta visita a América Latina, esta vez visitando a Chile y Perú (entre el 15 y el 22 de enero pasados) y en circunstancias históricas, sociales y políticas distintas y siempre cambiantes, claro está. En aquella oportunidad, por ejemplo, Chile – 1987 - estaba bajo el régimen militar y dictatorial de Pinochet, hoy viviendo un régimen de gobierno democrático.

Según su misión y estilo, el papa Francisco, para iluminar las mentes y los corazones de hombres y mujeres de buena voluntad, confirmar y animar la fe de los católicos, y ayudar a esclarecer – a la luz del Evangelio de Jesucristo – problemas de hoy, de los hombres y los pueblos por él visitados, presentó la Buena Nueva de Jesús con categorías actuales, muy próximas y muy cercanas al sentir y a las experiencias y urgencias más hondas, más íntimas y más actuales de la vida de cada auditorio.

Con emoción de Católico y con el orgullo de ser chileno, con la alegría fresca del encuentro con Francisco y con gratitud a Dios por el privilegio de haber estado presente en este Viaje Apostólico como invitado especial por el gobierno chileno y la iglesia, permítanme subrayar aquí, a modo de una apretada síntesis, los pensamientos, los temas e ideas-fuertes y los momentos más importantes, en los discursos dirigidos por el Papa Francisco al Pueblo Chileno, transcribiendo sus mismísimas palabras para conservarlas – tal cual fueron pronunciadas, sin interpretarlas ni cambiarlas, para nuestra reflexión y vida cristiana.

En el ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, LA SOCIEDAD CIVIL Y EL CUERPO DIPLOMÁTICO en el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile el Martes, 16 de enero de 2018 el Papa recordó a todos los Chilenos el reto que debe animar los días de esta Nación en su presente y futuro próximo: “…un reto grande y apasionante: seguir trabajando para que la democracia y el sueño de sus mayores, más allá de sus aspectos formales, sea de verdad lugar de encuentro para todos. Que sea un lugar en el que todos, sin excepción, se sientan convocados a construir casa, familia y nación. Un lugar, una casa, una familia, llamada Chile: generoso, acogedor, que ama su historia, que trabaja por su presente de convivencia y mira con esperanza al futuro. Nos hace bien recordar aquí las palabras de san Alberto Hurtado: «Una Nación, más que por sus fronteras, más que su tierra, sus cordilleras, sus mares, más que su lengua o sus tradiciones, es una misión a cumplir. Es futuro. Y ese futuro se juega, en gran parte, en la capacidad de escuchar que tengan su pueblo y sus autoridades.” Y añadió el Papa: Escuchar especialmente
  • A LOS PARADOS, que no pueden sustentar el presente y menos el futuro de sus familias; 
  • A LOS PUEBLOS ORIGINARIOS, frecuentemente olvidados y cuyos derechos necesitan ser atendidos y su cultura cuidada, para que no se pierda parte de la identidad y riqueza de esta nación. 
  • A LOS MIGRANTES, que llaman a las puertas de este país en busca de mejora y, a su vez, con la fuerza y la esperanza de querer construir un futuro mejor para todos. 
  • A LOS JÓVENES, en su afán de tener más oportunidades, especialmente en el plano educativo y, así, sentirse protagonistas del Chile que sueñan, protegiéndolos activamente del flagelo de la droga que les cobra lo mejor de sus vidas. 
  • A LOS ANCIANOS, con su sabiduría tan necesaria y su fragilidad a cuestas. No los podemos abandonar. 
  • A LOS NIÑOS, que se asoman al mundo con sus ojos llenos de asombro e inocencia y esperan de nosotros respuestas reales para un futuro de dignidad. Y en este momento de su intervención, el Papa Francisco añadió una petición de perdón muy justa, necesaria y muy esperada por el Pueblo Chileno en esta Visita Apostólica: “Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza, vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir.”

En la Homilía de la Celebración Eucarística POR LA PAZ Y LA JUSTICIA en el Parque O’Higgins de Santiago de Chile el Martes, 16 de enero de 2018 nos recordó que “las bienaventuranzas no nacen de actitudes criticonas ni de la «palabrería barata» de aquellos que creen saberlo todo pero no se quieren comprometer con nada ni con nadie, y terminan así bloqueando toda posibilidad de generar procesos de transformación y reconstrucción en nuestras comunidades, en nuestras vidas. Las bienaventuranzas nacen del corazón misericordioso que no se cansa de esperar. Y experimenta que la esperanza «es el nuevo día, la extirpación de una inmovilidad, el sacudimiento de una postración negativa» (Pablo Neruda, El habitante y su esperanza, 5) y añadió que “construir la paz es un proceso que nos convoca y estimula nuestra creatividad para gestar relaciones capaces de ver en mi vecino no a un extraño, a un desconocido, sino a un hijo de esta tierra.”

Durante su breve VISITA A CENTRO PENITENCIARIO FEMENINO de Santiago, el Santo Padre recordó a las reclusas que “estar privadas de la libertad, no es sinónimo de pérdida de sueños y de esperanzas... Ser privado de la libertad no es lo mismo que el estar privado de la dignidad… Nadie puede ser privado de la dignidad.” Y además dijo que “la seguridad pública no hay que reducirla sólo a medidas de mayor control sino, y sobre todo, edificarla con medidas de prevención, con trabajo, educación y mayor comunidad.”

El mismo día martes 16 de enero y en el ENCUENTRO CON LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS/AS, CONSAGRADOS/AS Y SEMINARISTAS en la Catedral de Santiago, los alentó a “renovar nuestro sí, con ganas, con pasión pero (de manera) realista, porque está apoyado en la mirada de Jesús”. Los invitó a orar diciendo “ La Iglesia que yo amo es la Santa Iglesia de todos los días… la tuya, la mía, la Santa Iglesia de todos los días... Jesucristo, el Evangelio, el pan, la eucaristía, el Cuerpo de Cristo humilde cada día. Con rostros de pobres y rostros de hombres y mujeres que cantaban, que luchaban, que sufrían. La Santa Iglesia de todos los días». Y terminó su intervención preguntándoles: “¿Cómo es la Iglesia que tú amas? ¿Amas a esta Iglesia herida que encuentra vida en las llagas de Jesús?

En el ENCUENTRO y SALUDO DEL PAPA CON LOS OBISPOS DE CHILE en la Sacristía de la Catedral de Santiago, les dijo que “la falta de conciencia de pertenecer al Pueblo fiel de Dios como servidores, y no como dueños, nos puede llevar a una de las tentaciones que más daño le hacen al dinamismo misionero que estamos llamados a impulsar: el clericalismo, que resulta una caricatura de la vocación recibida.”

El miércoles 17 de enero, en la Homilía de la Celebración Eucarística POR EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS en el Aeródromo Maquehue de Temuco, el Papa se dirigió especialmente a los miembros del pueblo Mapuche, así como también a los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui (Isla de Pascua), aymara, quechua y atacameños, y tantos otros… Y en este aeródromo de Maquehue, en el cual tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos. Por lo que el Papa exhortó a la construcción – como artesanos - de la unidad y al reconocimiento de las culturas (originarias) sin violencia, diciendo que “la unidad pedida y ofrecida por Jesús reconoce lo que cada pueblo, cada cultura está invitada a aportar en esta bendita tierra” y que “no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa.”

En el ENCUENTRO CON LOS JÓVENES, en el Santuario Nacional de Maipú los exhortó a ser “ los protagonistas del cambio». Ser protagonistas. La Virgen del Carmen los acompaña para que sean los protagonistas del Chile que sus corazones sueñan.” Y les recordó que “madurar es crecer y hacer crecer los sueños y hacer crecer las ilusiones, no bajar la guardia…” Además, les dijo “¡Cuánto necesita de ustedes la Iglesia, y la Iglesia chilena, que nos «muevan el piso», nos ayuden a estar más cerca de Jesús! Eso es lo que les pedimos, que nos muevan el piso si estamos instalados y nos ayuden a estar más cerca de Jesús.”

En la VISITA A LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE, el mismo Miércoles, 17 de enero pasado, recordó la importancia de la identidad, del ser y quehacer dela Universidad Católica para la convivencia nacional y la construcción de comunidad, diciéndoles que la construcción de convivencia “no es tanto una cuestión de contenidos sino de enseñar a pensar y a razonar de manera integradora. Lo que los clásicos solían llamar con el nombre de forma mentis.”. Que la Universidad, en este sentido, tiene el desafío de generar nuevas dinámicas al interno de su propio claustro, que superen toda fragmentación del saber y estimulen a una verdadera universitas.” Y añadió el Papa, que hay que “buscar espacios recurrentes de diálogo más que de confrontación; espacios de encuentro más que de división; caminos de amistosa discrepancia, porque se difiere con respeto entre personas que caminan en la búsqueda honesta de avanzar en comunidad hacia una renovada convivencia nacional.”

Por último, en la Homilía de la Eucaristía en honor a la VIRGEN DEL CARMEN y en la ORACIÓN POR CHILE como Saludo Final, en el Campus Lobito de Iquique, el Jueves, 18 de enero el santo Padre nos animó a todos a que “como María en Caná… estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta. Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos migrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias. Y como María digamos: no tienen vino, Señor.”

Después de esta riqueza profética del Pontificado de Francisco en tierras chilenas no queda sino:
  • Lamentar, si el amarillismo y el morbo mediático se enfocó voraz, desenfrenadamente, vulgar y comercialmente en el tema de los escándalos sexuales y en la persona de un obispo chileno acusado de proteger a un cura pedófilo; asunto que el mismo Papa desmintió saliendo en defensa del obispo y – como quedó señalado arriba – pidiendo el perdón respectivo. Amarillismo y morbo que – en algunos momentos y sectores, entonces, pudo opacar y olvidar la riqueza e importancia del visitante y de su misión pastoral y evangelizadora.
  • Esperar, con la construcción y el aporte activo y generoso de todos, que la semilla del Evangelio regada en nuestra Patria chilena por Francisco de – en el porvenir cercano de nuestra amada Nación – frutos buenos y abundantes.

 

viernes, 5 de enero de 2018

La confianza entre el médico y el paciente: clave para
un cuidado de salud superior

https://www.amazon.com/Back-Balance-Science-Business-Medicine/dp/1633310140
En medio del intenso debate sobre la reforma del sistema de salud en los EE. UU., que se llevó a cabo durante los meses de otoño, una reconocida profesional de la salud estadounidense publicó un libro que indica certeramente el desequilibrio estructural que afecta a la industria de salud, un sector en el que se mueven anualmente 3 mil millones de dólares. 

En “Back to Balance—the Art, Science and Business ofMedicine” (publicado por Disruption Books), la Dra. Halee Fischer-Wright, presidenta y CEO de Medical Group Management Association, escribe: “Hemos perdido nuestro enfoque de fortalecer aquello que sabemos que generará pacientes más sanos, médicos más satisfechos y mejores resultados: las estrechas relaciones entre médicos y pacientes, basadas en un conocimiento científico y facilitadas por un sentido responsable de lo comercial, que crea la confianza necesaria en el paciente para intentar hacer todo lo que pueda para alcanzar” mejores y más duraderos resultados.

Sin duda, algo se ha perdido realmente: entre las naciones industrializadas, Estados Unidos gasta la mayor cantidad per cápita en salud, no obstante, los resultados de salud de los pacientes están por debajo de países como Alemania, Francia, Reino Unido y otros países desarrollados. La confianza de la población en los médicos está en sus niveles más bajos.

Fischer-Wright sabe de lo que habla: la organización que lidera “representa a 40,000 administradores y ejecutivos en 18,000 organizaciones de cuidado de salud que abarcan los cincuenta estados, y en las que practican más de 400,000 médicos, lo cual es casi un 50 por ciento del personal de cuidado de salud en los Estados Unidos”.

El “arte de la medicina” afirma, “está siendo desplazado por la ciencia de la medicina —con su énfasis en procedimientos basados en evidencia, métodos bien intencionados y avances en la acumulación y procesamiento de infinidad de datos globalizantes”. Existe una incansable “fijación en los índices de medidas de calidad, muchas veces cuestionables, en desarrollar procesos de facturación inacabables y en ceñirse a procesos que no necesariamente colocan al paciente en el centro y frente de la atención y el resultado”. La autora cita investigaciones que revelan que “el médico promedio gasta casi dos horas en trámites [incluyendo la información que tiene que entrar en el sistema] por cada hora que invierte en los pacientes, si es que estos tienen la suerte de ser atendidos cuidadosamente”.

Estos factores “continúan aumentando la distancia entre el médico y sus pacientes”, escribe Fischer-Wright, quien insiste en que “debemos de recuperar el arte, la ciencia y el elemento comercial en equilibrio —con cada elemento haciendo su parte y no más— para incentivar los resultados de salud que todos deseamos obtener de nuestro sistema de salud actual”.

El arte de la medicina, reitera, depende de que se cree un vínculo auténtico entre el médico y su paciente. Es de vital importancia el “elemento humano: la comprensión, el enfoque en el paciente, el reconocimiento físico, el escuchar a la persona de manera activa, interesándose realmente por lo que dice, mostrando compasión y entendimiento, elementos todos que han estado en el centro de la labor médica desde sus comienzos”. 

“Una relación de confianza entre el médico y el paciente” escribe Fischer-Wright, “que se base en la compasión, empatía y buena comunicación puede generar un impacto profundo en la salud del paciente. Esa confianza ayuda al paciente a controlar su diabetes, el colesterol y hasta el dolor. Además, contribuye a mejorar la calidad de vida mental y física de pacientes con cáncer. También estimula a la gente a buscar cuidado preventivo. Esa confianza proporciona a pacientes de más edad unos mejores resultados que resultan en una vida independiente más duradera. Se ha demostrado que las relaciones basadas en una confianza mutua contribuyen a reducir la ansiedad, depresión, trastornos de estrés y el uso de los servicios de cuidados intensivos por parte del paciente al final de su vida. Estas relaciones basadas en la confianza mutua resultan no solo en menos admisiones por neumonía o insuficiencia cardíaca, sino que también desembocan en mejores y más exitosos regímenes de tratamiento, costos de cuidado de salud más bajos y, una mayor satisfacción del paciente”. ¡La confianza es la base de todo!

Por ello, afirma la autora, el factor comercial y el científico de la medicina deben ser reacomodados en su verdadera dimensión y a favor de un tratamiento humano e integral consistente del paciente, para dar lugar, literalmente, al necesario toque humano.

Fischer-Wright propone varias maneras de conjugar el arte, lo comercial y lo científico de la medicina en un equilibrio apropiado. Entre sus sugerencias: “diseñar cuidado médico por personas sanas en lugar de enfocarse únicamente en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades”. La persona humana es mucho más compleja —emocional y espiritualmente—que la suma total de su condición física. 

Recomienda a los médicos, además: “hacer las preguntas correctas a los pacientes, escucharlos genuinamente y decidir qué acciones tomar” para descifrar qué expectativas tiene el paciente acerca de su condición y cuidado médico, sin asumir por adelantado. 

Por último, hace un llamado a establecer “relaciones de empoderamiento que demanden equilibrio de los tres factores clave de la medicina: arte, ciencia y comercial” entre el médico, la persona de contabilidad, la asistenta de oficina y el paciente para que todos colaboren hacia un objetivo común.

Recuperar la confianza esencial entre el médico y el paciente es, a la vez, la base y el propósito de estos ajustes; ahí radica la clave de poner “las necesidades de las personas de nuevo al frente de esta industria [de cuidado de la salud]”.

Como presidente de una red de profesionales de la salud, integrada por médicos independientes en la Ciudad de Nueva York, me siento muy identificado y alentado por la insistencia de la doctora Fischer-Wright en la relación entre el médico y el paciente. SOMOS Healthcare (anteriormente Advocate Community Providers) es una organización del Sistema de Proveedores de Desempeño (PPS, por sus siglas en inglés) que opera bajo un mandato del Departamento de Salud del Estado de Nueva York, como parte del programa de Sistema de Pagos e Incentivos por Desempeño (DSRIP, por sus siglas en inglés). El objetivo esencial de esta iniciativa es ahorrarles a los contribuyentes unos 12 mil millones de dólares en hospitalizaciones innecesarias durante el lustro de implementación del programa hasta el año 2020.

Esa meta se logra, simplemente, ofreciendo mejor cuidado en términos de prevención, diagnóstico, tratamiento, seguimientos y acompañamiento del paciente. De esta manera, se pueden evitar o controlar situaciones clínicas, evitando visitas a las salas de emergencia y hospitalizaciones innecesarias que suponen un enorme costo para el sistema de Medicaid. 

SOMOS Healthcare fue creado por médicos comunitarios para revitalizar el papel del médico primario que tiene su consulta en medio de la comunidad. Como el antiguo médico de la familia, estos médicos generalmente viven y trabajan en el mismo vecindario que sus pacientes. Generalmente, hablan el mismo idioma y comparten el mismo acervo cultural, lo que ofrece una dosis de sensibilidad, adicional pero necesaria, al contexto cultural del bienestar del paciente. Esto, estamos convencidos, es la clave para crear un vínculo íntimo y de confianza entre el médico y el paciente.

Un grupo de personal altamente capacitado y Trabajadores Comunitarios de la Salud trabajan arduamente en SOMOS Healthcare para ayudar a reducir la sobrecarga de trámites administrativos de los médicos de nuestra red, mejorando los esquemas de trabajo, simplificando los procesos de facturación y registrando la información en un archivo electrónico del sistema Electronic Health Records, de manera que pueda intercambiarse con el Departamento de Salud. El personal de SOMOS también hace visitas a domicilio y se asegura de que los pacientes estén siguiendo los tratamientos médicos. De esta manera, nuestro enfoque refleja las recomendaciones de la autora acerca de reubicar el equilibrio en la relación médico-paciente.

En cuanto al factor científico de la medicina, nuestros médicos primarios refieren a sus pacientes a especialistas si fuese necesario— pero solo tras un examen, evaluación y discusión exhaustivos que toman en consideración también las posibles influencias culturales o de presentarse problemas de salud mental. Nuestro método revela un cambio radical en cuanto al enfoque impersonal, transaccional y basado únicamente en pruebas que caracteriza la práctica médica en el universo del Medicaid.

Existe, sin embargo, un área crítica en la que diferimos de la doctora Fischer-Wright. En el núcleo del programa DSRIP radica el cambio a un sistema de Pago Basado en el Valor Real (VBP, por sus siglas en inglés) o fórmula de Pago por Desempeño: cada vez más, la compensación a los médicos está basada en los resultados de salud a largo plazo de sus pacientes. Respetuosamente expresamos nuestra discrepancia con el rechazo de la doctora Fischer-Wright al método de pago por desempeño, incluso reconociendo que algunos intentos estudiados por ella durante años no dieron los resultados esperados.

Para SOMOS Healthcare, el pago por desempeño resulta clave para facilitar a nuestros médicos el que puedan volcarse al verdadero llamado de un cuidado de salud centrado en el paciente. Durante mucho tiempo, el sistema de pago por servicios ha beneficiado a los grandes hospitales. Una fórmula basada en el valor real garantiza que los incentivos se enfocan adecuadamente en recompensar a los médicos por su relación personal y de cuidado integral con el paciente.

Quienes más ganan con este nuevo sistema son las personas —no les llamemos pacientes, que en sí denota la existencia de una enfermedad o padecimiento— cuya salud y bienestar es centro y prioridad de nuestro trabajo. Y es que, pensándolo bien, ¿no debería nuestro sistema de cuidado de la salud enfocarse más en la salud que en la enfermedad?

Con el tiempo, ese esfuerzo adicional incluirá los llamados determinantes sociales de la salud, tales como la situación de empleo y de vivienda del paciente. No se trata, como dice Fischer-Wright de usar el “dinero para obligar al cumplimiento” de ciertos patrones, sino de reconocer y apoyar a nuestros médicos en el riesgo que toman como propietarios de pequeños negocios para vincular su éxito profesional al bienestar genuino de sus pacientes. Esto también es un asunto de confianza, recompensar la virtud es siempre una buena inversión.

Después del año 2020, cuando haya expirado el mandato del programa DSRIP, SOMOS Healthcare continuará apoyando nuestra red de médicos comunitarios como organización con fines de lucro, un modelo que probablemente se enfocará también en las necesidades de los beneficiarios de Medicare, además de nuestra amplia base de beneficiarios de Medicaid. A medida que nuestras operaciones se expandan y, esperamos, otras organizaciones en el estado de Nueva York y otros estados del país, sigan nuestro ejemplo, nos sentimos confiados en que la doctora Fischer-Wright descubrirá que el pago por desempeño es un elemento crucial en el intento por lograr el equilibrio entre el arte, la ciencia y lo comercial de la medicina, ya sea financiado por el gobierno o como empresa privada.