lunes, 30 de abril de 2018

La reforma del sistema de salud pública y la pérdida del arte de sanar

En 1996, el prestigioso Dr. Bernard Lown —profesor emérito de cardiología en Harvard y fundador del Grupo Cardiovascular Lown, entre otras distinciones— publicó La pérdida del arte de sanar. Este libro puede tener más de 20 años, pero su mensaje es más actual que nunca, y bien podemos asegurar que es más urgente hoy su lectura que en 1996. El New York Times sacó a la luz el mensaje del Dr. Lown al publicar una página de opinión escrita por un interno del Hospital para Mujeres Brigham de Boston, quien encontró al venerable médico siendo tratado por neumonía en ese mismo hospital.

En La pérdida del arte de sanar, el Dr. Lown señala que “los médicos no atienden más a una persona única, sino que se preocupan sólo por partes fragmentadas, enfermas” del cuerpo humano. La relación médico-paciente —el autor se lamentaba entonces, y aún se lamenta hoy— se ha vuelto impersonal, mecánica, remota y fría. En La pérdida del arte de sanar, urgía a recuperar “la tradición de tres mil años que vinculaba al médico y al paciente mediante una afinidad especial de confianza mutua”.

Como médico residente, Rich Joseph escribió en su columna que el Dr. Lown ha convocado a “retornar a las bases de la profesión médica: saber escuchar para conocer al paciente más allá de los síntomas; palparlo con cuidado durante el examen médico para transmitirle atención; usar palabras que reafirmen su vitalidad; y atender las situaciones de estrés de sus circunstancias vitales”.

En 1996, el Dr. Lown dejó en claro que no estaba conforme con el estado de los temas sobre los que había alertado todos esos años, y a los que hoy describe como “la industrialización de la profesión médica”.

Vale la pena citar ampliamente el artículo del Times porque describe deliberada y atinadamente el estado actual de la atención médica en Estados Unidos, tanto en su forma comercial como en la financiada con recursos públicos. El caso ha empeorado últimamente, con el Medicaid tradicional siendo particularmente propenso a una atención médica impersonal y poniendo énfasis en tratamientos transaccionales bajo la modalidad de exámenes y citas superficiales en el consultorio; fórmula que es proclive al desperdicio y al fraude, y que ofrece ninguna o muy pocas oportunidades para establecer un vínculo entre el paciente y el médico.


La Reforma del Sistema de Entrega de Pagos e Incentivos (DSRIP, por sus siglas en inglés) es un enfoque pionero del Medicaid impulsado por el Departamento de Salud del Estado de Nueva York, y el cual acaba de iniciar su cuarto año de operaciones de su plazo estipulado de cinco años. Su objetivo: reducir en 25 por ciento el uso hospitalario evitable al término de su quinto año, lo cual arrojará ahorros de más de doce mil millones de dólares a los contribuyentes del estado de Nueva York.

Estos datos y cantidades son sorprendentes; pero por muy importantes que sean para el resultado final, en realidad son secundarios. En el corazón de la DSRIP palpita una atención superior, holística de los pacientes del Medicaid, quienes son tratados como seres humanos, no como centros de costos o paquetes de diversos malestares y enfermedades: la atención, precisamente del tipo que insiste el Dr. Lown que se ha desaparecido.

SOMOS Community Care es uno de los 25 miembros del llamado Sistema de Proveedores de Desempeño (PPS, por sus siglas en inglés) del estado de Nueva York, y el cual es financiado por la DSRIP. Para poder calificar para el máximo financiamiento, cada miembro del PPS debe ajustarse a estrictas fechas de entrega, proporcionar ciertos niveles de atención médica y cumplir normas cruciales, todo lo cual conduce, en última instancia, a esa impresionante reducción en el número de hospitalizaciones. La DSRIP se basa en la fórmula del Pago Basado en el Valor Real (VBP, por sus siglas en inglés) o en el pago-por-desempeño. Esto significa que a los médicos y a otros proveedores no se les remunera conforme a los exámenes realizados o a las consultas efectuadas, sino con base en los resultados del estado de salud de sus pacientes en el largo plazo. Si sus pacientes se mantienen sanos, sus médicos ganan más. Así de sencillo.

El VBP, sin embargo, es un medio, no un fin en sí mismo. La atención médica basada en el valor real significa que a los médicos se les recompensa y reconoce en la misma medida que atiendan más estrechamente a sus pacientes. Una mejor atención —para citar al Dr. Lown de nuevo— depende del desarrollo de esa “afinidad de confianza mutua” entre el doctor y su paciente. Un vínculo de esta naturaleza requiere que los médicos hagan un esfuerzo genuino para llegar a conocer realmente a sus paciente, lo cual precisa tiempo, energía y recursos.

Ofrecer una auténtica atención médica superior significa que los médicos y su personal deben realizar un esfuerzo extraordinario, no sólo para evaluar integralmente la salud física del paciente, así como su salud mental; sino también para conocer a su familia, las condiciones de vida de la familia, y tomar conciencia de los factores ambientales y sociales que afectan la vida de ese hogar: los llamados determinantes sociales de la salud, mismos que el Dr. Lown describe sucintamente como “las situaciones de estrés de las circunstancias vitales [del paciente]”. Sólo por medio de esta modalidad intensiva, paciente, persistente y exigente, los médicos pueden convertirse de nuevo en sanadores genuinos, confidentes de los pacientes, y al mismo tiempo en líderes confiables y admirables de su comunidad.

SOMOS Community Care es un caso único entre los 25 miembros del PPS de Nueva York, toda vez que ofrece servicios a los residentes más pobres de la Ciudad de Nueva York a través de una red de médicos independientes. Los demás proveedores del PPS operan desde hospitales, casi todos en enormes sistemas corporativos, donde es más difícil establecer un encuentro personal y genuino con los pacientes. SOMOS apoya a sus médicos mediante un equipo de Trabajadores Comunitarios de la Salud (CHWs, por sus siglas en inglés), quienes se encargan de capacitar al personal administrativo en el registro digital de las prácticas médicas —liberando así al doctor para que se dedique de tiempo completo a sus pacientes—, y quienes efectúan visitas médicas a domicilio de ser necesario, para asegurarse de que las prescripciones y los regímenes médicos se cumplen realmente, retroalimentando así a los médicos con información vital sobre las condiciones domésticas de los pacientes.

En suma, SOMOS se esfuerza actualmente en reivindicar al médico de cabecera de antaño, convirtiéndolo de nuevo en una figura familiar y confiable dentro del barrio. En muchos casos, nuestros médicos viven y trabajan en las mismas comunidades de sus pacientes, y a menudo comparten con ellos sus raíces étnicas. La competencia y sensibilidad cultural, de hecho, es el sello distintivo de la fórmula VBP de la DSRIP.

Es necesario enfatizar que más de 2,000 médicos, en su mayoría miembros de Asociaciones de Práctica Independiente, se han comprometido a formular su relación con la DSRIP. La anterior fórmula del Medicaid fijaba un nivel de ingresos predecible y seguro. El modelo de pago-por-desempeño, en contraste, significa que los médicos deben esforzarse más para ofrecer una atención médica superior, a fin de poder obtener una remuneración mayor. Al igual que los microempresarios, nuestros médicos se arriesgan de verdad, y merecen el mayor reconocimiento por ceñirse al llamado de su vocación profesional en una modalidad que de ninguna manera está exenta de riesgos.

La atención médica basada en el valor real es la nueva ola de la reforma del sistema de salud pública; si ofrecerá una atención médica superior es gracias, en parte, a su énfasis en la medicina preventiva. Esto se traduce en costos médicos menores al mantener más sanas a las personas, lejos de los hospitales, etc. Por ello, tendría mucho sentido que los responsables de las políticas en esta materia comenzaran a analizar con mayor acuciosidad la atención médica basada en el valor real y a considerar la posibilidad de financiar los esfuerzos de las Asociaciones de Prácticas Independientes. Esto permitiría que el médico independiente tenga éxito como emprendedor bajo el régimen del VBP al proporcionar atención médica realmente personalizada, cuya calidad depende de esa “afinidad de confianza mutua” entre el médico y el paciente. Este sería un complemento mucho más necesario a la financiación masiva de los sistemas hospitalarios, inevitablemente más impersonales, que actualmente dominan el ámbito de la salud financiado con fondos públicos.

En cuanto a SOMOS, actualmente allanamos el terreno para poder sobrevivir más allá del plazo obligatorio de la DSRIP, mismo que concluye el 31 de marzo de 2020. SOMOS Community Care seguirá funcionando como una entidad comercial. Nuestra experiencia al día de hoy nos ha infundido la confianza necesaria para desarrollarnos bajo la fórmula VBP y, por eso, estamos preparados para, literal y figuradamente, ¡depositar allí nuestro futuro!




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