El Departamento
de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York acaba de emitir su primer
informe sobre el estado de salud física y mental de la población latina de la
ciudad. Unos 2.4 millones de fuertes latinos –representando a más de 20 países–
representan casi un tercio de la población de la ciudad. Los puertorriqueños
representan un 30 por ciento de la población latina, seguidos por los
dominicanos y mexicanos.
El informe apunta
que un desproporcionado número de latinos en Nueva York vive en condiciones de
pobreza, más de la mitad, en comparación con un tercio de neoyorquinos no
latinos. Cada vez son menos los que obtienen un diploma de escuela secundaria o
van a la universidad. Más del 50 por ciento de los latinos en Nueva York gastan
más del 30 por ciento de su ingreso mensual en el pago del alquiler, lo cual
deja poco dinero disponible para la compra de alimentos, especialmente de
alimentos saludables como frutas y verduras, ropa y cuidado de salud.
Como resultado,
miles de latinos viven en condiciones y se enfrentan a circunstancias que
constituyen un impedimento para la buena salud y el acceso a servicios de salud
de calidad.
Una de las
revelaciones más sorprendentes de este informe es que los latinos, como
comunidad, tienen un nivel más bajo de mortalidad prematura que los no latinos.
Especialmente si se trata de las causas principales de muerte –enfermedades
cardíacas, cáncer y gripe– los latinos muestran niveles más bajos de mortalidad
que las personas de origen no latino. El estudio también revela que los latinos
son menos propensos a fumar que otros grupos y sí se vacunan contra la gripe y
se hacen mamografías con mayor regularidad que los no latinos. Hasta aquí las
buenas noticias.
Es triste
decirlo, pero un 22 por ciento de los latinos no tiene seguro médico, comparado
con un 9 por ciento de los no latinos y en contraste con el 13 por ciento de
toda la población de la ciudad de Nueva York. Comparados con el resto de los
neoyorquinos, los latinos son más propensos a sufrir de enfermedades crónicas
como la obesidad y la diabetes.
Casi un tercio de
los latinos están obesos, en comparación con un 20 por ciento del resto de la
población citadina, y un 17 por ciento de latinos padece de diabetes –muchos de
ellos fallecen debido a la enfermedad– en comparación con solo el 10 por ciento
de los no latinos. Según los reportes de la población latina sobre la presencia
de roedores y cucarachas en sus hogares, reconocidos como “detonantes del
asma”, más del 50 por ciento de los latinos corren riesgo de padecer asma en
comparación con un 31 por ciento de los no latinos.
Como muestra de
las diferencias culturales entre los mismos miembros de la comunidad latina, el
estudio revela que los puertorriqueños son los más propensos a tener los
resultados de salud más negativos. Los puertorriqueños destacan en la
estadística de fumadores –un 25 por ciento frente a un 12 por ciento de los
latinos en general y un 15 por ciento de los no latinos– y tienden a consumir
una o más bebidas azucaradas al día, lo cual es clave entre los factores que
contribuyen a la obesidad. La prevalencia de asma entre los puertorriqueños es
casi el triple en comparación con los residentes no latinos de la ciudad de
Nueva York.
El estudio
también revela que los inmigrantes latinos que han vivido 10 años o más en los
Estados Unidos son más propensos a sufrir de “resultados adversos” en términos
de salud en comparación con aquellos que han inmigrado más recientemente. Aún
más, los latinos nacidos en los Estados Unidos son más propensos a consumir una
o más bebidas azucaradas que los latinos nacidos fuera de los Estados Unidos.
Este dato merece más investigación para descubrir las causas de esta curiosa y
sorprendente discrepancia.
De acuerdo con
los resultados de este estudio, se hace necesario que los proveedores de
servicios de cuidados de salud a la comunidad latina en la ciudad de Nueva
York, tengan en cuenta una gama de factores que van desde lo ambiental,
cultural y social, así como factores emocionales y mentales en conjunto con las
consideraciones médicas. Un gran número de latinos son elegibles para el
Medicaid y reciben servicios médicos de ese programa; pero está claro que el
programa de Medicaid, tal y como funciona hasta ahora, no obtiene los
resultados esperados.
Un experimento
único en el estado de Nueva York está generando esperanza sobre mejoras al
sistema y al cuidado de la salud para beneficiarios del Medicaid. Iniciado en
2015 con un período obligatorio establecido de cinco años, el programa de
Reforma al sistema de incentivos de pago por desempeño (DSRIP) está transformando
el protocolo de pago de Medicaid de pago por servicio médico a un sistema de
Pago por Valor Real (VBP). El objetivo de DSRIP es ahorrarles a los
contribuyentes del estado de Nueva York miles de millones de dólares al año por
concepto de hospitalizaciones innecesarias.
Esa meta se puede
alcanzar manteniendo a los pacientes en buen estado de salud por largo tiempo,
y no nos engañemos, los pacientes se pueden mantener en buen estado de salud si
existe una relación estrecha, en particular, con el médico primario, una
relación que es fomentada y estimulada por el sistema de pago por valor real.
Este sistema incentiva a los médicos –con la ayuda de su personal y
Trabajadores Comunitarios de la Salud, a que conozcan mejor a sus pacientes, a
que se preocupen por su vida familiar, sus condiciones de vida, cómo le va en
su trabajo, su situación económica, en definitiva, le incentiva a
familiarizarse con la vida del paciente de manera integral.
El nuevo estudio
indica que menos latinos (un 76 por ciento) reporta acceso a un médico primario
en comparación con los no latinos (un 87 por ciento), mientras que solo un 57
por ciento de descendientes de latinos y mexicanos reportan esa facilidad de
acceso.
La competencia
cultural es un requisito clave de los 25 miembros del Sistema de Desempeño de
Proveedores (PPS) en el estado de Nueva York que operan bajo el mandato de
DSRIP. Entre estas, Advocate Community Providers (ACP), que opera en la ciudad
de Nueva York—y provee sus servicios en particular a las comunidades latina,
asiática y afroamericana—es la única red liderada por médicos, en contraste con
el resto de los PPS que son corporaciones dependientes de sistemas
hospitalarios. La mayoría de los médicos de ACP trabajan en los mismos
vecindarios donde viven sus pacientes, y en muchos casos comparten con ellos el
bagaje cultural y el idioma. Esos factores hacen posible el establecimiento de
una auténtica y estrecha relación entre el doctor y el paciente.
A través de
DSRIP, estos médicos de vecindario están transformando sus prácticas
profesionales para proveer mejor calidad, ser más eficientes y ofrecer un
cuidado de salud más integral, todo lo cual es esencial para cerrar las brechas
en el acceso a los cuidados de salud en las comunidades más desatendidas. La
visión es que los médicos primarios —una variante del antiguo médico de la
familia a quien tiene acceso todo el mundo en el vecindario— tengan la
oportunidad de indagar más en la vida de los pacientes que tienen bajo su
cuidado. De esa manera pueden descubrir, por ejemplo, qué tipos de factores
culturales distinguen a los puertorriqueños de otros latinos, las
predisposiciones culturales de cada paciente que determinan ciertos
comportamientos en ocasiones adversos para la salud. Estas predisposiciones o
matices culturales pueden ser enfocadas, tratadas o incluso corregidas como
características de comportamiento o rasgos culturales, de la misma manera que
actitudes o rasgos culturales beneficiosos para la salud de latinos recién
inmigrados, pueden ser examinados y mostrados como modelo para otros latinos.
Esperamos que el
informe “La salud de los latinos en la ciudad de Nueva York”, anime a
funcionarios municipales y estatales a examinar de manera más aguda todos los
factores determinantes— social, médico y cultural— que afectan la salud de los
latinos en la ciudad de Nueva York y, en el futuro, los factores que impactan
el estado de salud de otras minorías y grupos de población en la ciudad.
Atender de manera
genuina a la salud y el bienestar de las personas, en vez de definirlas
anticipadamente como pacientes, es decir, alguien que está de alguna manera
enfermo, será la clave definitoria de un verdadero e inteligente cuidado de la
salud. Y esta inteligencia en el futuro del cuidado de la salud se manifestará
de dos formas: en el sentido de que toda la información que se recopile y se
analice será cuidadosamente archivada de manera digital, en registros
individualizados conocidos como Registros Electrónicos de Salud, pero también
será inteligente en el puro sentido humano, demostrando sentido común y un
mejor entendimiento de qué factores determinan el comportamiento de una
persona, qué tipo de circunstancias debe enfrentar y superar y cómo estos
elementos afectarán o beneficiarán su salud.
Gracias a su
liderazgo visionario y en colaboración con funcionarios del Departamento de
Salud del Estado de Nueva York, ACP ha comenzado a desplegar su mapa de futuro,
trabajando para garantizar el apoyo de su red de médicos independientes incluso
después que culmine el período del programa DSRIP, en marzo de 2020 hacia una
entidad lucrativa, llamada acertadamente, Somos, nombre que sugiere además su
compromiso de identidad con las minorías y los pobres.
Por el bien
común, esta fórmula revolucionaria del DSRIP, transformadora y singular que
convierte a médicos en líderes comunitarios simplemente tendrá que encontrar
una manera de continuar sosteniéndose de manera comercial.
-- Haga clic aquí para ver el PDF del informe.
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