martes, 31 de octubre de 2017

La salud de los latinos en la ciudad de Nueva York obtiene notas mixtas

El Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York acaba de emitir su primer informe sobre el estado de salud física y mental de la población latina de la ciudad. Unos 2.4 millones de fuertes latinos –representando a más de 20 países– representan casi un tercio de la población de la ciudad. Los puertorriqueños representan un 30 por ciento de la población latina, seguidos por los dominicanos y mexicanos.  

El informe apunta que un desproporcionado número de latinos en Nueva York vive en condiciones de pobreza, más de la mitad, en comparación con un tercio de neoyorquinos no latinos. Cada vez son menos los que obtienen un diploma de escuela secundaria o van a la universidad. Más del 50 por ciento de los latinos en Nueva York gastan más del 30 por ciento de su ingreso mensual en el pago del alquiler, lo cual deja poco dinero disponible para la compra de alimentos, especialmente de alimentos saludables como frutas y verduras, ropa y cuidado de salud.

Como resultado, miles de latinos viven en condiciones y se enfrentan a circunstancias que constituyen un impedimento para la buena salud y el acceso a servicios de salud de calidad.

Una de las revelaciones más sorprendentes de este informe es que los latinos, como comunidad, tienen un nivel más bajo de mortalidad prematura que los no latinos. Especialmente si se trata de las causas principales de muerte –enfermedades cardíacas, cáncer y gripe– los latinos muestran niveles más bajos de mortalidad que las personas de origen no latino. El estudio también revela que los latinos son menos propensos a fumar que otros grupos y sí se vacunan contra la gripe y se hacen mamografías con mayor regularidad que los no latinos. Hasta aquí las buenas noticias.

Es triste decirlo, pero un 22 por ciento de los latinos no tiene seguro médico, comparado con un 9 por ciento de los no latinos y en contraste con el 13 por ciento de toda la población de la ciudad de Nueva York. Comparados con el resto de los neoyorquinos, los latinos son más propensos a sufrir de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes.

Casi un tercio de los latinos están obesos, en comparación con un 20 por ciento del resto de la población citadina, y un 17 por ciento de latinos padece de diabetes –muchos de ellos fallecen debido a la enfermedad– en comparación con solo el 10 por ciento de los no latinos. Según los reportes de la población latina sobre la presencia de roedores y cucarachas en sus hogares, reconocidos como “detonantes del asma”, más del 50 por ciento de los latinos corren riesgo de padecer asma en comparación con un 31 por ciento de los no latinos.

Como muestra de las diferencias culturales entre los mismos miembros de la comunidad latina, el estudio revela que los puertorriqueños son los más propensos a tener los resultados de salud más negativos. Los puertorriqueños destacan en la estadística de fumadores –un 25 por ciento frente a un 12 por ciento de los latinos en general y un 15 por ciento de los no latinos– y tienden a consumir una o más bebidas azucaradas al día, lo cual es clave entre los factores que contribuyen a la obesidad. La prevalencia de asma entre los puertorriqueños es casi el triple en comparación con los residentes no latinos de la ciudad de Nueva York.

El estudio también revela que los inmigrantes latinos que han vivido 10 años o más en los Estados Unidos son más propensos a sufrir de “resultados adversos” en términos de salud en comparación con aquellos que han inmigrado más recientemente. Aún más, los latinos nacidos en los Estados Unidos son más propensos a consumir una o más bebidas azucaradas que los latinos nacidos fuera de los Estados Unidos. Este dato merece más investigación para descubrir las causas de esta curiosa y sorprendente discrepancia.

De acuerdo con los resultados de este estudio, se hace necesario que los proveedores de servicios de cuidados de salud a la comunidad latina en la ciudad de Nueva York, tengan en cuenta una gama de factores que van desde lo ambiental, cultural y social, así como factores emocionales y mentales en conjunto con las consideraciones médicas. Un gran número de latinos son elegibles para el Medicaid y reciben servicios médicos de ese programa; pero está claro que el programa de Medicaid, tal y como funciona hasta ahora, no obtiene los resultados esperados.

Un experimento único en el estado de Nueva York está generando esperanza sobre mejoras al sistema y al cuidado de la salud para beneficiarios del Medicaid. Iniciado en 2015 con un período obligatorio establecido de cinco años, el programa de Reforma al sistema de incentivos de pago por desempeño (DSRIP) está transformando el protocolo de pago de Medicaid de pago por servicio médico a un sistema de Pago por Valor Real (VBP). El objetivo de DSRIP es ahorrarles a los contribuyentes del estado de Nueva York miles de millones de dólares al año por concepto de hospitalizaciones innecesarias.

Esa meta se puede alcanzar manteniendo a los pacientes en buen estado de salud por largo tiempo, y no nos engañemos, los pacientes se pueden mantener en buen estado de salud si existe una relación estrecha, en particular, con el médico primario, una relación que es fomentada y estimulada por el sistema de pago por valor real. Este sistema incentiva a los médicos –con la ayuda de su personal y Trabajadores Comunitarios de la Salud, a que conozcan mejor a sus pacientes, a que se preocupen por su vida familiar, sus condiciones de vida, cómo le va en su trabajo, su situación económica, en definitiva, le incentiva a familiarizarse con la vida del paciente de manera integral.

El nuevo estudio indica que menos latinos (un 76 por ciento) reporta acceso a un médico primario en comparación con los no latinos (un 87 por ciento), mientras que solo un 57 por ciento de descendientes de latinos y mexicanos reportan esa facilidad de acceso.

La competencia cultural es un requisito clave de los 25 miembros del Sistema de Desempeño de Proveedores (PPS) en el estado de Nueva York que operan bajo el mandato de DSRIP. Entre estas, Advocate Community Providers (ACP), que opera en la ciudad de Nueva York—y provee sus servicios en particular a las comunidades latina, asiática y afroamericana—es la única red liderada por médicos, en contraste con el resto de los PPS que son corporaciones dependientes de sistemas hospitalarios. La mayoría de los médicos de ACP trabajan en los mismos vecindarios donde viven sus pacientes, y en muchos casos comparten con ellos el bagaje cultural y el idioma. Esos factores hacen posible el establecimiento de una auténtica y estrecha relación entre el doctor y el paciente.

A través de DSRIP, estos médicos de vecindario están transformando sus prácticas profesionales para proveer mejor calidad, ser más eficientes y ofrecer un cuidado de salud más integral, todo lo cual es esencial para cerrar las brechas en el acceso a los cuidados de salud en las comunidades más desatendidas. La visión es que los médicos primarios —una variante del antiguo médico de la familia a quien tiene acceso todo el mundo en el vecindario— tengan la oportunidad de indagar más en la vida de los pacientes que tienen bajo su cuidado. De esa manera pueden descubrir, por ejemplo, qué tipos de factores culturales distinguen a los puertorriqueños de otros latinos, las predisposiciones culturales de cada paciente que determinan ciertos comportamientos en ocasiones adversos para la salud. Estas predisposiciones o matices culturales pueden ser enfocadas, tratadas o incluso corregidas como características de comportamiento o rasgos culturales, de la misma manera que actitudes o rasgos culturales beneficiosos para la salud de latinos recién inmigrados, pueden ser examinados y mostrados como modelo para otros latinos.

Esperamos que el informe “La salud de los latinos en la ciudad de Nueva York”, anime a funcionarios municipales y estatales a examinar de manera más aguda todos los factores determinantes— social, médico y cultural— que afectan la salud de los latinos en la ciudad de Nueva York y, en el futuro, los factores que impactan el estado de salud de otras minorías y grupos de población en la ciudad.

Atender de manera genuina a la salud y el bienestar de las personas, en vez de definirlas anticipadamente como pacientes, es decir, alguien que está de alguna manera enfermo, será la clave definitoria de un verdadero e inteligente cuidado de la salud. Y esta inteligencia en el futuro del cuidado de la salud se manifestará de dos formas: en el sentido de que toda la información que se recopile y se analice será cuidadosamente archivada de manera digital, en registros individualizados conocidos como Registros Electrónicos de Salud, pero también será inteligente en el puro sentido humano, demostrando sentido común y un mejor entendimiento de qué factores determinan el comportamiento de una persona, qué tipo de circunstancias debe enfrentar y superar y cómo estos elementos afectarán o beneficiarán su salud.

Gracias a su liderazgo visionario y en colaboración con funcionarios del Departamento de Salud del Estado de Nueva York, ACP ha comenzado a desplegar su mapa de futuro, trabajando para garantizar el apoyo de su red de médicos independientes incluso después que culmine el período del programa DSRIP, en marzo de 2020 hacia una entidad lucrativa, llamada acertadamente, Somos, nombre que sugiere además su compromiso de identidad con las minorías y los pobres.

Por el bien común, esta fórmula revolucionaria del DSRIP, transformadora y singular que convierte a médicos en líderes comunitarios simplemente tendrá que encontrar una manera de continuar sosteniéndose de manera comercial.

-- Haga clic aquí para ver el PDF del informe.

lunes, 30 de octubre de 2017

El primer albergue móvil del mundo se estrena
sirviendo a los desamparados en Chile



Un alto funcionario del Vaticano, quien se reconoce como conservador en materia doctrinal, le confiaba recientemente a un visitante que, aunque el Papa Francisco sigue recibiendo críticas por lo que se percibe como falta de claridad en el dogma de la Iglesia, lo que le inclina a apoyar al Papa es su inquebrantable amor por los pobres, su insistencia en que el primer deber de un cristiano es amar a su prójimo que sufre.

Este deber de amar al pobre—a quien se encuentra discapacitado física o mentalmente, a los  parias, los extranjeros, los desamparados, aquellos que sobreviven al margen de la sociedad—fue el tema de la primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco: Evangelii Gaudium, la “Alegría del Evangelio”.

“Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu, escribe el pontífice, … [y] existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos”.

Cada vez más iglesias locales están siguiendo este énfasis profundamente pastoral del Papa para desarrollar más programas que permitan que, quienes tienen más para dar, puedan compartir con aquellos que han sido privados de bienestar.

En ese sentido, monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, Chile, ha lanzado una iniciativa única a nivel mundial: un albergue móvil, llamado Alberguemóvil La Misericordia. La arquidiócesis recaudó el dinero entre los negocios del área, y con la ayuda de diseñadores y obreros de sindicatos, adaptó un autobús con cuatro camas, un par de duchas y otras comodidades. Cada noche, el albergue móvil llega a la Plaza Independencia y abre sus puertas para los desamparados.

Los voluntarios que trabajan en este programa se aseguran de cuidar a los visitantes y amablemente los reciben y tratan con la dignidad humana, respeto y nobleza que se merecen. “Más que ofrecer un servicio”, dice el arzobispo Chomali, “devolvemos dignidad”. Él insiste que el albergue móvil no es un “favor” a los desamparados de la ciudad, sino que representa una “labor de justicia”.

Y continúa: “Se habla de que somos un país desarrollado, pero aquí hay gente viviendo en la calle” y es el deber de un cristiano cerrar la brecha que separa a los ricos de los pobres. Esa perspectiva sigue la insistencia del Papa Francisco de que, ante todo, la Iglesia está llamada a ayudar a “eliminar las causas estructurales de la pobreza y promover el desarrollo integral de los pobres”.

Ese esfuerzo significativo, dice el Santo Padre, va de la mano con “los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos”. El Alberguemóvil La Misericordia hace lo suyo y lo hace con marcada eficiencia. Una de las voluntarias del albergue, Natalia del Pino, estudiante universitaria dice que el albergue les da la bienvenida a los sin hogar con “calor simple”, a lo que añade que “entrar no es difícil”. Sin dudas, el Alberguemóvil La Misericordia atraerá a muchos en las noches de invierno.

Luz Clarita, una de las beneficiarias de este albergue, declara: “Aquí nos contamos historias y nos escuchamos”. Ana, otra visitante del albergue apunta: “nos sentimos muy afortunados y le damos gracias al arzobispo”. Una estación de noticias local reportó que el Alberguemóvil La Misericordia “conecta a un gran número de personas que están listas para ayudar” con hombres y mujeres en situación de calle, quienes “buscan unas pocas horas de confort, darse una ducha con agua caliente y poder dormir un poco”.

Este concepto de un albergue móvil seguramente tendrá seguidores en otras ciudades de Chile y también en otros países. Podemos imaginar cómo funcionaría semejante iniciativa en algunas de las grandes ciudades de los Estados Unidos. El Alberguemóvil La Misericordia también posee un valor simbólico ya que de cierta manera reta a quienes lo ven en la calle a hacer algo de su parte por los pobres.

Una vez más, el Santo Padre ha escrito: “Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe”. El Papa argumenta que, como los pobres “conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos”. En Concepción, Chile, el alberguemóvil es un modesto estandarte de la verdadera esencia de este papado.

La singular iniciativa del arzobispo Chomali pone de manifiesto el mensaje de la Iglesia para la Primera Jornada Mundial de los Pobres, a celebrarse el próximo 19 de noviembre de 2017, y en el cual el Papa Francisco proclama: “Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma”.