miércoles, 30 de diciembre de 2009

FELIZ 2010, PERO…

Nos aprestamos a la llegada de un año nuevo, el que será el 2010 de la era cristiana. Este advenimiento nos llena de buenos propósitos, de alegría y de esperanza por alcanzar los proyectos que no se realizaron o quedaron inconclusos en el año que termina.
Los hispanos y católicos de los Estados Unidos esperamos, especialmente, que el 2010 sea el año de la reforma migratoria: el año de una ley, lo más humana, generosa y justa posible, que permita la integración social y legal, total y plena, de los millones de inmigrantes que en esta Nación, como en Europa, no gozan de plenas garantías constitucionales ni del pleno acceso a los beneficios sociales, por falta de documentación que los acredite como ciudadanos bienvenidos, documentados y legales en el territorio de los Estados Unidos de Norteamérica (o de Europa) pero que, sin embargo, se constituyen en la población que con su sacrificado trabajo – aunque nunca suficientemente valorado – sostienen la difícil situación económica de esta Nación y del Mundo.

En los últimos años hemos sido testigos de un fenómeno social contrario a esta aspiración social y legal: los medios de comunicación y fenómenos sociales cada vez menos esporádicos de agresiones privadas y/o publicas dan cuenta de un creciente racismo, de una peligrosa y creciente discriminación, explotación y marginación social de los inmigrantes indocumentados, mal llamados “ilegales”.

Estas posturas inhumanas e injustas, este discurso discriminatorio, racista y anti-inmigrante, esconde intereses oscuros y siniestros: el interés de perpetuar en el ostracismo a una gran masa de población que – por indocumentada – pueda seguir siendo explotada; una población que – por marginada y no-reconocida – pueda seguir siendo maltratada, pisoteada, usada y abusada laboral y socialmente. Es un discurso que oculta esta gran verdad: las corrientes migratorias, tanto en Estados Unidos como en Europa, no son queridas, deseadas, aceptadas ni reconocidas por la vía del derecho pero sí por la vía de hecho para convertirlas en mano de obra barata, en población que empuja y levanta la economía de conglomerados sociales, los mismos que quieren mantener en el engaño y la marginalidad social a sus trabajadores “indocumentados”.

En nuestra tradición religiosa Judeo-Cristiana la dignidad, el bien-estar y el servicio al ser humano ha de estar siempre por encima de gobiernos, de intereses y de leyes. El 2010 tiene que ser, entre nosotros y con el aporte y la participación de todos, el año en que se reivindiquen los mejores y más altos valores de la persona-en-sociedad. Continuar con el doble discurso en el que por un lado se ensalzan los valores humanos y cristianos y, por el otro y simultáneamente, se pisotea, afrenta y desprecia la dignidad y el derecho de millones de inmigrantes a vivir en condiciones justas, equitativas y humanas – bien ganadas por el valor de su trabajo y el aporte económico y social – es hipócrita, deshonesto y desdice de una sociedad, la norteamericana como la europea – que se proclama fundadora y defensora de lo mas excelso en humanidad y en democracia.

Que en el 2010 la globalización alcance no sólo a los intereses geoestratégicos, económicos y políticos de esta Nación. Que la globalización se constate en un espíritu ecuménico por el que todos los hombres y mujeres nos sintamos en cada lugar como ciudadanos del mundo, con un lugar digno en la tierra que es de todos. Que la globalización se constate en un espíritu fraterno y universal que alcance para lograr – al fin - la inserción plena y total de los inmigrantes en esta Nación que tanto nos da pero que tanto recibe de todos cuantos hemos llegado aquí buscando mejores condiciones de vida a costa de enormes cuotas de esfuerzo, de trabajo, de renuncias y sacrificios.

Tradicionalmente, al comienzo de cada año nos deseamos un “feliz y próspero año nuevo”. El 2010 será feliz y será próspero para todos en la medida en que por encima del egoísmo y la hipocresía de unos pocos se anteponga el interés social que clama por una ley migratoria para el beneficio de las mayorías. En este interés todos hemos de comprometernos pues a todos nos beneficia. FELIZ Y BENDECIDO 2010!

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