sábado, 29 de diciembre de 2018

Año Nuevo…Vida Nueva y Un Mundo Mejor

Fin de año y comienzo del nuevo es época de despedidas y bienvenidas. Es época de buenos deseos y de hacer votos por la prosperidad de los seres queridos y de la entera humanidad. Pero, sobre todo, es tiempo de balances, de buenos propósitos e intenciones….

Cuando termina el año, evaluamos lo cosechado y lo no logrado respecto de los objetivos y metas que nos trazamos para el año que termina… Metas que van desde el plano meramente individual y muy personal hasta las que trascienden fronteras familiares, sociales, raciales, ideológicas y culturales, para abrirse a las mejores intenciones y propósitos por el bien de todos los que habitamos la tierra.

Vivimos, quién lo ignora y quién lo duda, tiempos de profundos cambios y de crisis que a todos nos afectan, nos angustian y nos llenan de incertidumbre respecto del futuro próximo de la vida de cada uno, de nuestros más próximos, de nuestros connacionales y del mundo…

Cambios y crisis que tocan todos los estamentos de la vida del hombre en sociedad y en todo el planeta. Crisis y cambios que tienen que ver con la esfera de lo político, lo económico, lo religioso, lo cultural, lo social, etc… Crisis de estructuras, crisis en las instituciones y en las organizaciones sociales. Hay crisis y cambios en lo tradicionalmente conocido y establecido… Si algo caracteriza nuestro tiempo es la incertidumbre sobre lo que está por venir…

Nadie, ninguno de nosotros, es ni puede ser un espectador pasivo o o ajeno ante lo que pasa en el escenario de la vida del hombre sobre la tierra. Todos somos corresponsables de la historia que vamos construyendo o destruyendo. Somos profundamente solidarios en el bien y en el mal. Ninguna de nuestras palabras y hechos, de nuestras acciones u omisiones deja de tener repercusiones en la cotidiana tarea humana de construir mejores vidas personales, mejores familias, mejor sociedad y mejor mundo….
Un somero análisis de nuestra presente realidad a nivel micro o macro, a nivel personal, familiar, social, nacional o mundial, nos permite reconocer grandes avances y, al tiempo, enormes y muy graves problemas. 

Los avances tienen que ver, en su mayoría,  con el crecimiento en lo material y financiero, con el mundo del mercado, de la ciencia, de la técnica, de la tecnología y de las telecomunicaciones. Pero, lamentablemente, pareciera que a medida que crecemos en lo material decrecemos en los aspectos morales y espirituales. La evidencia de los acontecimientos cotidianos y noticiosos nos alertan sobre el decrecimiento en el mundo de los valores e ideales profundamente humanos que sustenten y promuevan la construcción de un mundo mejor, más justo, más equitativo, más solidario, más compasivo, más fraterno: un mundo como una gran mesa en el que todos tengan derecho al asiento y al compartir en paz y prosperidad.

Deseo, al comienzo de este año nuevo 2019 que todos hagamos conciencia de la importancia que tienen cada una de nuestras muy personales e individuales intenciones, decisiones acciones u omisiones para la construcción de las estructuras e instituciones sociales. Que entendamos, de una vez por todas, que nuestro ser y quehacer cotidiano no es indiferente al destino de toda la humanidad. Que nuestro aporte y granito de arena cuenta y mucho en las cordilleras de bien y de bienestar que hay que construir en la búsqueda de un mejor presente y mejor mañana para todos. Que, a diario, no somos espectadores sino protagonistas de nuestra propia historia de y de la de nuestros próximos.

Porque si nuestros mayores y más graves problemas y crisis tienen que ver con las estructuras sociales carcomidas por la corrupción, ello se debe a la crisis de los hombres que las crean, conforman y sostienen y, más que eso, a la crisis profunda de valores situada en el interior de cada uno de nosotros mismos: crisis en el espíritu del hombre, de los hombres; crisis en el espíritu humano.

Invito, por tanto, a todos a una evaluación honesta sobre los principios, valores, metas e ideales que rigen nuestras actitudes y acciones. Invito a todos en esta época de un año que termina y otro que viene y que esperamos todos con ilusión, para llenarnos de los mejores anhelos, hacer los mejores votos y obrar en consecuencia para para hacer del 2019 un año de mejores logos en la consecución del bien común y de la paz para todos los hombres y todos los pueblos de la tierra.

Es mucho lo que hemos hecho pero mucho más lo que nos falta por hacer. Nuestra historia y destino está en las manos de cada uno. Y nuestro quehacer y accionar cotidiano dependen de lo que moral y genuinamente somos cada uno de nosotros como personas, de nuestros valores e intereses. Y porque nuestras obras reflejan nuestros valores, deseo que todos los días del 2019 nos revelen a cada uno de nosotros como mejores seres humanos y mejores ciudadanos del mundo. Bien lo dice la canción: “Año nuevo, vida nueva, más alegres lo días serán… “FELIZ y PROSPERO AÑO NUEVO!



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