En el contexto del
Sínodo de la Iglesia Católica sobre la Nueva Evangelización para la transmisión
de la fe cristiana, se inaugura “El Año de la Fe”.
La vida misma del
hombre es un acontecimiento de fe. La existencia de cada ser humano transcurre
como una sumatoria de actos cotidianos y permanentes de fe. Fe en la vida, en
nosotros mismos, en todo lo que nos acontece y nos circunda. No podríamos vivir
sin fe, sin fiarnos (de la comida que nos alimenta, de la silla que ocupamos,
de la ducha que tomamos y del tráfico por entre el que transitamos, vivimos
confiados el presente y esperamos confiados el mañana…). Vivir es confiar. Por
lo que la experiencia de la fe religiosa tiene, primero que todo, una raigambre
profundamente antropológica en la experiencia misma que tiene todo hombre y
mujer en la tarea cotidiana de ser seres humanos.
La religión es, por
antonomasia, una experiencia de fe, o en fe. En la experiencia religiosa el ser
humano se fía y confía su vida (su ayer, su hoy, su mañana y su destino último
y definitivo) en el poder del Trascendente. Los cristianos tenemos puesta toda
nuestra confianza en el Dios revelado en Jesucristo: Padre, Hijo, Espíritu
Santo.
Un “Año de la Fe”
es una ocasión propicia para ahondar en lo que significa nuestra experiencia
humana y religiosa: nuestra experiencia vital confiada – por Cristo, con El y
en El – en el Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo. Un “Año de la Fe” es un
tiempo providencial para reflexionar sobre la Fe en Cristo y sobre las
implicaciones que la experiencia de confiar en Dios tiene en cada una de
nuestras vidas, de nuestras familias, de nuestros trabajos y de los ambientes
laborales, académicos, políticos y económicos en los que vivimos nuestra
existencia.
La experiencia
religiosa cristiana es, ante todo, eso: una experiencia, una práctica vital que
coincide con la misma existencia humana y que involucra e implica todo el ser y
el quehacer del ser humano. La fe de todo ser humano, como la del mismo Jesús
de Nazaret, es una experiencia humana, vivida y probada en el transcurrir de
cada día y de cada nueva y cambiante circunstancia, según la cual el hombre es
capaz de poner toda su confianza y esperanza en el Dios de Jesucristo.
La fe no es
entonces ni en primer lugar un cuerpo doctrinal (aunque lo supone y lo elabora)
ni un concepto, ni la celebración de un rito. La fe cristiana es una
experiencia de vida humana: una vida humana que confía en Dios como:
La fe de Abraham:
Gn 22,1-19
La fe de Job: “Dios me lo dio, Dios me lo quitó” (Job
2,10)
La Fe de Jesús: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
(Lc 23,45).
La Fe de María: “Hágase en mí según tu palabra”(Lc
1,26-38)
La fe del leproso: “Si quieres, puedes limpiarme” (Mt
8,1-3)
La del centurión: “Una palabra tuya bastará para sanarme”(Mt
8,5-8).
La de Pablo: “Todo lo puedo en Aquel que me fortalece”
(Filip 4,13).
Y como la de tantos
hombres y mujeres que en el evangelio y en la historia de la humanidad han
puesto toda su confianza en Dios, han puesto su vida en manos del poder y de la
misericordia de Dios, nuestro Padre, por Cristo, en el Espíritu.
Así entendida, la
Fe cristiana no es un acto conceptual o teórico, ni es un consentimiento
conceptual y racional. La fe cristiana tampoco es una práctica aparte,
separada, divorciada, distante o al margen de la vida cotidiana. Por el
contrario la fe cristiana otorga al hombre y a la mujer cristianos una mirada
especial a las circunstancias cotidianas en las que se desenvuelve la vida de
todo ser humano.
La distinción y
divorcio que hemos hecho entre la experiencia religiosa de fe y nuestro diario
vivir produce diariamente contradicciones tales como ésta: sociedades
mayoritariamente cristianas poseen, en el concierto mundial, los más elevados
índices de inequidad, de injusticia, de violencia, de muerte… Es decir, sociedades en las que la Fe
cristiana no tiene nada que decir a la vida cotidiana del hombre-en-sociedad,
en las que la fe religiosa cristiana no ilumina las realidades temporales y
mundanas y en las que, por el contrario, la fe parece estorbar las diarias
aspiraciones y conquistas humanas.
1 comentario:
Excelente reflexion, que bueno que todos podamos entender con claridad y profundidad lo que significa relamente "Fe" y, como cristianos como debemos vivir y experimentar la Fe en nuestra vida cotidiana y nuestro entorno.
Una gran palabra para este año que han denominado año de la Fe.
Muchicimas gracias y mis sinceras felicitaciones por el inicio de esta campaña.
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