La medicina es mucho más que el diagnóstico, el tratamiento o la cura: la profesión médica está obligada a integrar un elemento humanístico imprescindible, mismo que la fe, las vivencias o la voluntad propia moldean en cada doctor, y el cual es decisivo para determinar la manera en que los profesionales de la salud ejercen el oficio ancestral de prevenir las enfermedades y de curar a los enfermos. Esta convicción es la base del éxito de SOMOS Community Care: una red única en su tipo, conformada por 2,500 médicos independientes —en su mayoría de atención primaria— que atienden a cerca de un millón de los pacientes más vulnerables del Medicaid de la Ciudad de Nueva York.
El fundador
y actual presidente de la Junta Directiva de esta organización, el Dr. Ramon Tallaj,
comprendió desde el inicio que los médicos independientes se hallaban en riesgo
a causa de su aislamiento profesional: sólo en contadas ocasiones interactuaban
entre ellos, mientras que en sus consultorios se exponían solitarios a un
sistema sanitario corporativo que amenazaba con devorarlos en todos los
ámbitos, sobre todo a través de la presión de las compañías aseguradoras, la
competencia con los enormes conglomerados hospitalarios y las rígidas
exigencias de la burocracia sanitaria.
Inmigrante
de la República Dominicana, el Dr. Tallaj se propuso organizar a los médicos
independientes al invitarlos a unirse al Corinthian Medical Group, precursor
inmediato de SOMOS Community Care. Al trabajar juntos, podrían aprovechar mejor
sus respectivas experiencias individuales y, al mismo tiempo, conformar una
organización colectiva capaz de negociar en mejores términos con las
aseguradoras, los proveedores farmacéuticos y las autoridades sanitarias. La
integración al CMG demostró ser un paso decisivo en el propósito de hacer
progresar y consolidar a los consultorios médicos privados.
En agosto
de 2014, SOMOS inició sus operaciones al participar en el recién estrenado
programa de la Reforma del Sistema de Entrega de Pagos e Incentivos (DSRIP),
una innovadora iniciativa del entonces gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo,
la cual fue diseñada para reducir significativamente los gastos derivados del
Medicaid y, a la vez, para reformar el imperante modelo sanitario tanto como
fuera posible.
La DSRIP
tuvo como el más noble de sus propósitos mejorar la atención médica prestada a
los sectores más marginados de nuestra sociedad. Pero desde su puesta en
marcha, los sistemas hospitalarios buscaron imponer su autoridad hegemónica e
impedir que una red de médicos independientes como SOMOS —ajena por completo a
las estructuras corporativas y en la que muchos de sus médicos son vecinos de
sus pacientes— se incluyera entre los 25 proveedores autorizados para sumarse a
la novedosa iniciativa.
Estos
poderosos sistemas hospitalarios estaban decididos a borrar del mapa sanitario
de la Ciudad de Nueva York a SOMOS. Los intereses creados en el terreno del
sistema público de salud significaron, en efecto, un obstáculo mayor para
lograr la operación de SOMOS. Al final, sin embargo, esta organización logró
convertirse en un miembro autorizado del Sistema de Proveedores de Prestaciones
dentro de la DSRIP y, así, su red de médicos independientes pudo atender bajo
este esquema a las comunidades afroamericanas, asiáticas y latinas de NYC, incluyendo
a muchos otros inmigrantes.
Durante
décadas, el sistema público de salud de Estados Unidos se ha enfocado en el
objetivo de mantener el status quo. Incluso cuando hemos llegado a contar con
líderes hispanos al frente de los sistemas hospitalarios, la asistencia
sanitaria se sujetó siempre a intereses corporativos. Estados Unidos tiene el
mejor servicio del mundo para atender enfermedades, pero no para prevenirlas.
Los humildes, ancianos, inmigrantes, y demás sectores marginados, tienen que
acudir a las salas de urgencias, incluso a causa de un simple dolor de cabeza.
Y es entonces cuando llegan las cuentas astronómicas. Todo esto ha sucedido por
años, pero nadie había querido hacer nada al respecto. Era mejor hacer caso
omiso, lejos de la sombra de los poderosos grupos corporativos, antes que
arriesgar una carrera política por atreverse a beneficiar a los más
necesitados.
Debe
hacerse notar que, bajo el esquema de la DSRIP, a SOMOS sólo se le pagaron los
servicios realmente prestados. El Consejo Directivo de SOMOS siempre estuvo al
tanto de todos los gastos devengados. No se aprobó jamás un solo gasto sin que
antes haya sido consultado, discutido y, sobre todo, verificado.
SOMOS se
convirtió, así, en una auténtica historia de éxito: al evitar que sus pacientes
llegaran a las salas de urgencias y, peor aún, a las onerosas
hospitalizaciones, logró ahorrarle al gobierno federal $48 millones de dólares
anuales, en promedio, durante los cinco años de operación de la DSRIP, además
del año de prueba.
Por lo
mismo, se calcula que los contribuyentes neoyorquinos obtuvieron ahorros
superiores a los $300 millones de dólares, gracias, sobre todo, a la reducción
del 25 por ciento en el número de visitas a las salas de urgencias y a posibles
hospitalizaciones, índice que se registró a partir de la implementación de este
innovador programa piloto, y cuyo objetivo fue, precisamente, optimizar la
calidad de los servicios prestados a los pacientes; con tan buena fortuna, que
el Gobierno del Estado de Nueva York decidió distinguir a SOMOS con el estatus
de Innovador en reconocimiento a su inédita fórmula del Pago Basado en el Valor
Real (VBP), mediante la cual los médicos podían obtener mejores y mayores
compensaciones al mejorar el estado de salud de sus pacientes en el largo
plazo.
Un elemento
clave para explicar el éxito de SOMOS ha sido el fomento de una estrecha
relación médico-paciente. Un factor relevante en este sentido es el hecho de
que muchos médicos de SOMOS viven y trabajan en los mismos barrios de sus
pacientes, con quienes comparten, abrumadoramente, el mismo idioma y las mismas
raíces culturales. Además, al tener a su servicio auténticas cuadrillas de
Trabajadores Comunitarios de la Salud, los médicos de SOMOS conocen de primera
mano las circunstancias sociales, familiares, económicas y psicológicas de sus
pacientes. Por ejemplo, la pobreza puede hacer que las familias consuman pocos
alimentos nutritivos, lo cual puede derivar en obesidad, hipertensión o
diabetes, al margen de altos niveles de estrés o ansiedad.
SOMOS
investiga, conversa, instruye y educa a las personas para que no lleguen a sus
consultorios con enfermedades perfectamente prevenibles. SOMOS observa a sus
pacientes desde una perspectiva holística, integral, con un radio de
apreciación de 360 grados, pues considera diversos factores que,
lamentablemente, otros servicios médicos no toman en cuenta. Los médicos y el
personal auxiliar y administrativo de SOMOS buscan en todo momento el bien
común, y para ello, se inspiran en los más altos principios morales. Se dedican
de tiempo completo a la salud y al bienestar de las personas que atienden bajo
la rúbrica de SOMOS.
La
diferencia entre SOMOS y los hospitales y el sistema tradicional de salud
pública estriba en la fórmula de la prevención antes que en el tratamiento
mismo. Nuestros médicos están en los barrios, inmersos en la misma dinámica de
vida de muchos de sus pacientes, a quienes también conocen y han atendido por
generaciones. Esta estrecha familiaridad es fundamental para la atención
preventiva. Resulta irónico observar que, lo que alguna vez fue algo
tradicional —el médico de familia o de barrio—, es ahora un concepto
revolucionario. Esto se explica a partir del estancamiento que los grandes
sistemas hospitalarios han creado como poder definitorio en la atención
sanitaria durante años. Los sistemas hospitalarios pasaron, en general, de ser
instalaciones sanitarias para convertirse en grupos de interés y en cabilderos
que ejercen su influencia para fijar las políticas sanitarias a nivel tanto
estatal como federal. Esto los convierte en factores clave en un sistema
sanitario basado en la enfermedad, pero no en un sistema de salud pública capaz
de posicionar al paciente en el centro neurálgico de su visión y misión.
A estos
enormes sistemas —establecidos sobre la idea de que entre más enfermos están
los pacientes, mayores serán los beneficios económicos— les resulta
inconcebible el hecho de que un grupo de 2,500 médicos independientes se haya
empoderado y granjeado una excelente reputación dentro de las comunidades que
atienden. También les preocupa la posibilidad de perder dinero por las visitas
a las salas de urgencias en virtud de que los médicos de SOMOS atienden a
cientos de miles de personas, intentado evitar que contraigan enfermedades
crónicas o que tengan que llegar a las salas de urgencia por no tener a alguien
que los atienda. En la visión de SOMOS, los hospitales deben atender solamente
a pacientes con problemas urgentes y necesidades prioritarias.
La
finalización del primer período de la DSRIP coincidió con el brote de la
pandemia de la COVID-19. En este frente, SOMOS tomó también un curso
decididamente distinto al del establishment del sistema público de salud, el
cual se centraba en la hospitalización de los pacientes infectados y en la compra
de costosos ventiladores y otros equipos médicos. En contraste, SOMOS se enfocó
en la instrucción comunitaria y en la importancia de aislar a las personas
infectadas y en proteger a los miembros de la familia que vivían en espacios
abarrotados. Aquí, también, el enfoque fue el de la prevención, en lugar del
tratamiento propio de la enfermedad. SOMOS se esforzó en todo momento para que
nuestro mensaje de aislamiento y protección llegara a todas las comunidades.
Esta estrategia se enfrentó, necesariamente, a las grandes instituciones que
buscaban mantener el status quo del sistema basado en el tratamiento de las
enfermedades.
Nuestros
médicos tomaron las calles. SOMOS adquirió e instaló tiendas de campaña en
varios barrios para realizar pruebas de COVID-19, mismas que SOMOS compró a
menudo con sus propios recursos. SOMOS alzó su voz en diversas estaciones de
radio y televisión, y también difundió sus mensajes en la prensa para advertir
a la población sobre la necesidad de practicar el distanciamiento social y de
aislar a los enfermos, especialmente a los ancianos. Todos estos mensajes se
difundieron en inglés, español y mandarín.
Las
campañas educativas de SOMOS fueron intensas y eficientes. Posteriormente,
SOMOS convenció a las autoridades sanitarias de la necesidad de que las
personas se aislaran por convicción propia y, también, sobre la importancia de
las campañas educativas entre los sectores más necesitados de nuestra sociedad.
Cuando,
luego de varios retrasos prolongados, se le autorizó finalmente a SOMOS aplicar
la vacuna contra la COVID-19, nuestra organización lo hizo en sitios
comunitarios de distribución, saliendo de inmediato en busca de la gente y
facilitando el acceso a la vacuna, sobre entre los más necesitados. Desde el
inicio mismo de la pandemia, SOMOS también proporcionó raciones alimenticias en
los barrios, trabajando codo a codo con importantes organizaciones caritativas.
A la fecha, SOMOS aún espera que el Gobierno estatal le retribuya todo el
esfuerzo y las contribuciones que hizo durante el combate de la pandemia.
Al concluir
recientemente un informe sobre la historia de SOMOS, el Dr. Tallaj se expresó
así: “Mi misión, y por ende la misión de la red de médicos que me honro en
presidir, es educar a nuestras comunidades, a nuestros niños y jóvenes hoy
mismo; y, de ser posible, infundir en ellos la prevención para evitar que las
enfermedades crónicas, sobre todo las evitables, condicionen su vida en el
futuro."
"Esto
supone un beneficio económico para el gobierno como beneficiario de los programas
sanitarios y para las compañías de seguros, también. Pero el mayor beneficio es
para la persona, el ser humano, que podrá vivir y funcionar bien en nuestra
sociedad. Si conseguimos ver así el papel del médico, si logramos convencer a
los políticos de la importancia fundamental del médico de cabecera (médico
general o de familia) y de la necesidad de destinar fondos a esos médicos para
que los barrios, independientemente de la clase social que resida en ellos, se
conviertan en conglomerados de personas sanas, habrá valido la pena enfrentarse
a tantos retos... y haber tomado la decisión de seguir luchando."