jueves, 8 de junio de 2023

¡Reforma Migratoria Ya!

Autobuses transportando seres humanos para tirarlos y abandonarlos en alguna ciudad “santuario” o en cualquier otro lugar, según el antojo de gobernantes, de Florida o Texas por ejemplo, como quien hace trasteo de ganado, con saña, burla y desprecio por los más elementales derechos humanos y  para satisfacer – como en un macabro y repugnante juego - caprichos partidistas, son imágenes y noticias recientes que todos conocemos, que nos dejan entre perplejos e indignados y que nos hablan del grave y vergonzoso deterioro y degradación moral y social que el manejo político de la situación de los inmigrantes está teniendo en esta nación.

Nación que se jacta de ser, para el mundo, modelo de democracia y de respeto a los derechos humanos. Lo anterior, sin contar los enormes sufrimientos, que de mil maneras padecen, en largas travesías, todos cuantos quieren alcanzar “el sueño americano”.

Los movimientos de la migración humana en nuestro mundo y tiempo están alcanzando un dramatismo insospechado y las tragedias humanas (separación de familias, enfermedades, violencia, desarraigo, hambre, muerte, etc.) que estos movimientos están provocando escapan al control de gobiernos y de naciones. El resultado es un escenario dantesco y catastrófico, con miles de vidas humanas en condiciones infrahumanas, que habla muy mal de nuestro espíritu humano en tiempos de globalización y de avances científicos y tecnológicos de los que nos ufanamos.

De muy poco sirven los avances materiales si no avanzamos o, peor, retrocedemos en humanización, en solidaridad y en justicia. Todo esto habla mal de nuestro grado de civilización y de la búsqueda del bien común – y no de intereses particulares y corruptos – que deben liderar y por los que deben velar nuestros gobernantes de aquí y de los países de donde provienen los migrantes.

Desde la última REFORMA MIGRATORIA, llevamos décadas escuchando hablar en esta nación de la urgencia de este asunto. Desgraciadamente el tema de la Reforma Migratoria, se ha manoseado y politizado de tal manera, por los politiqueros de turno, que lo han aprovechado, no por el afán de hacer justicia y procurar humanidad sino con el interés electorero de uno u otro bando.

Juego electoral mezquino y perverso por el que los partidos se echan culpas el uno al otro, o se turnan el tema o lo bloquean indefinidamente y que deja en el medio, sufriendo y en la incertidumbre, a millones de personas que – ya dentro de nuestras fronteras y residiendo aquí por muchos años - buscan regularizar y normalizar su situación como ciudadanos en esta nación, con los deberes y derechos que eso conlleva, para dejar de vivir en el miedo, en el ostracismo, en la penumbra y a merced de tantos abusadores de derechos humanos y civiles. Abusadores que encuentran en los inmigrantes indocumentados la oportunidad de pagar barato la mano de obra, de explotar laboralmente y de perseguir a quienes no se someten a sus violencias e injusticias.

Pero existen intereses superiores a los intereses partidistas, demagógicos y electoreros que hay que rescatar y enarbolar a favor de una postergada y urgente reforma migratoria. Temas como el reconocimiento de los derechos humanos y civiles, como el reconocimiento al valioso aporte cultural y al trabajo que en la construcción del desarrollo y progreso de esta gran nación han hecho los inmigrantes, el derecho a una vida digna y a una patria y la necesidad de que la estabilidad de esta nación se funde sobre el respeto al ser humano y a valores como la equidad, la justicia, la paz social y el respeto por la vida.

Organizaciones sociales, iglesias, etc., buscan con algunos aportes y acciones humanitarias paliar tanto dolor y aminorar el drama humano de los migrantes dentro y, esperando entrar, fuera de nuestras fronteras. En SOMOS Community Care, organización médica de la cual formo parte como su CEO, por ejemplo, ofrecemos atención médica que los migrantes recién llegados a nuestra ciudad de Nueva York requieran.

Pero todo esto son “paños de agua tibia” que no solucionan de raíz el problema y que – quizá – logren el efecto contrario y no deseado: el de alargar la pesadilla que padecen millones de hermanos.

La solución a este problema humano, tan grave y complejo la tienen los legisladores. ¡Basta ya de postergar una decisión legal contundente y definitiva para los migrantes indocumentados en nuestra nación! ¡Urge voluntad y decisión política de quienes tienen la tarea constitucional de legislar en bien de todos!

Sin ignorar que dicha decisión pasa también por un trabajo mancomunado con los gobiernos de los países de donde provienen las mayorías migrantes, culpables del multitudinario éxodo – casi siempre - por la corrupción administrativa que empobrece y produce todo tipo de inequidades sociales, injusticias y violencias que obligan a tantos a dejarlo todo en búsqueda de mejores condiciones de vida.

Son responsables también, en la solución de este descomunal problema humano, social e internacional los líderes políticos, sociales y religiosos de nuestras comunidades en los Estados Unidos, y pienso aquí, en este momento, especialmente en los líderes de la comunidad hispana. La REFORMA MIGRATORIA como acción política y legal requiere del compromiso, de la organización, de la unión de todas las fuerzas y de manifestaciones como instrumento de presión social ante nuestros legisladores.

El fenómeno migratorio hoy no es el mismo de hace décadas. La humanidad y su historia son dinámicas y siempre cambiantes. Por lo que la REFORMA MIGRATORIA que urgimos ha de tomar en cuenta las nuevas realidades y cambios culturales y sociales de los últimos tiempos.

Cuando un ser humano sufre la humanidad sufre. Por lo que nadie puede sentirse inexcusable o ajeno ante el fenómeno de la migración y sus padecimientos. Todos somos responsables y todos podemos y debemos poner lo mejor de nosotros, nuestros mejores esfuerzos, en la búsqueda de una solución legal definitiva que les devuelva el derecho a una vida digna y a la esperanza en un mejor mañana a millones de hombres y mujeres que lo necesitan y lo merecen.


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