Para 2030, los Centros de Atención del Medicare y del Medicaid planean tener inscritos a todos los beneficiarios del Medicare y a la mayoría de los del Medicaid en el programa del Pago Basado en el Valor Real (VBP) o en el de Atención Basada en el Valor Real (VBC). Dicho de manera sencilla, el VBC vincula la remuneración de los proveedores de servicios médicos con los resultados en el estado de salud de los pacientes en el largo plazo. La fórmula hace que los médicos se comprometan a mejorar el bienestar de las personas bajo su cuidado y cuentan con libertad e incentivos suficientes para ofrecer la atención adecuada en el momento preciso.
El VBC es un remedio contra los inconvenientes del tradicional sistema basado en el pago por servicios, donde los médicos y los hospitales cobran por cada servicio que prestan; así, se les retribuye por volumen, es decir, reciben más dinero si prestan más servicios, incluso si no logran con ellos el resultado deseado. El VBC modifica esta dinámica al incentivar la prestación de servicios de calidad para la mejoría efectiva del paciente, al tiempo que reduce los costos de la atención y el tratamiento.
Asimismo, el VBC representa una solución para el atribulado estado en que se halla el sistema público de salud de Estados Unidos. Nuestro país gasta un enorme porcentaje de su PIB en servicios de salud, mucho más que otros países desarrollados. Aun así, Estados Unidos registra la más alta incidencia de muertes prevenibles y tiene también la tasa más alta de mortalidad infantil entre estos países. Peor aún, la prolongada inequidad en el acceso a los servicios de salud deja a las minorías étnicas y a los pobres en un estado de indefensión y vulnerabilidad ante las enfermedades en comparación con el resto de la población. El VBC promete revolucionar el sistema público de salud en beneficio de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.
El VBC ha generado ahorros significativos en beneficio de los contribuyentes, pues un mejor estado de salud mantiene a las personas lejos de las salas de urgencias y de las onerosas hospitalizaciones, al tiempo que los médicos reciben una mayor compensación por hacer mejor su trabajo. Esto último depende en gran medida de la coordinación de la atención brindada a un paciente; para ello, un médico primario conoce de cerca y controla todos los servicios que recibe o necesita el paciente. Aquí se incluye la atención propiamente médica, pero también los servicios para la salud mental. De manera significativa, se motiva y recompensa a los médicos para que estén al tanto de las necesidades sociales de los pacientes. Tales necesidades jamás serían atendidas en el modelo de pago-por-servicio.
La calidad de la atención brindada bajo el modelo del VBC se sustenta en dimensiones clave, como la eficiencia, para la cual los médicos usan solamente los recursos necesarios; la equidad, donde se estipula que la calidad de la atención debe ser equitativa y no diferenciarse con base en factores como la raza, el género o el ingreso; la atención se basa en el paciente y respeta los valores, las preferencias y las necesidades particulares; y la pertinencia o puntualidad significa que la atención debe prestarse sin retrasos prolongados.
Los
modelos del VBC plantean distintos enfoques para los riesgos asumidos por los médicos.
Existe un solo riesgo hacia el alza: que los médicos obtengan mayores ingresos
al cumplir o exceder los estándares de calidad, costo o equidad. Un riesgo por
contrapartida se deriva de que los médicos puedan también recibir menos
ingresos si no logran cumplir ciertos niveles de éxito. Se cree que esta
fórmula desalienta a los médicos reticentes a asumir riesgos para que se sumen
a los programas del VBC.
Existen también recompensas no financieras para los médicos que se unen a los programas del VBC. La libertad de proporcionar el auxilio correcto en el momento preciso puede darles a los médicos un sentido de propósito y misión a su profesión. La participación en el VBC eleva, asimismo, el prestigio de un doctor.
Hay un creciente interés en los modelos del VBC dentro del sector comercial de la salud. Parece quedar más que claro que el significativo crecimiento de este esquema precisará que los modelos del VBC lleguen a ser más accesibles y ofrezcan mayores incentivos, sobre todo para los médicos que atienden a poblaciones marginadas. Sobre todo, se necesita realizar más investigación para determinar el impacto de los modelos del VBC en los pacientes, los médicos y en el sistema público de salud en general.
Contamos con una historia de éxito en la Ciudad de Nueva York, donde SOMOS Community Care atiende a cerca de un millón de los pacientes más necesitados del Medicaid local a través de su red de 2,500 médicos independientes, en su mayoría de atención primaria. Al atender a las comunidades de hispanos, afroamericanos y asiáticos, esta organización ha venido desarrollando un programa del VBC desde 2014, cuando se integró al programa de la Reforma del Sistema de Entrega de Pagos e Incentivos (DSRIP), uno de los primeros programas de este tipo en todo el país.
SOMOS coloca a sus médicos en la posición idónea para brindar una atención de calidad superior a sus pacientes. Gracias al apoyo de los Trabajadores Comunitarios de la Salud —quienes realizan visitas domiciliarias para asegurarse de que los pacientes asistan a sus citas médicas—, los médicos conocen las circunstancias sociales prevalecientes en los hogares de los pacientes: los llamados Determinantes Sociales de la Salud. Por ejemplo, la humedad y el moho en una vivienda de mala calidad pueden impactar la salud física y mental de sus moradores, mientras que la pobreza puede significar que no cuentan con los medios necesarios para comprar alimentos frescos y saludables.
SOMOS transforma los consultorios de sus médicos en Hogares Médicos Centrados en el Paciente, un portal desde el cual es posible acceder a todos los servicios requeridos por los pacientes, y donde se cuenta con el apoyo de personal administrativo para darle seguimiento, por ejemplo, a la atención brindada por los especialistas y a su contribución específica en el mejoramiento de la salud general de cada paciente.
Los médicos de SOMOS le dan una dimensión especial a su profesión al compartir en muchos casos las mismas raíces culturales y étnicas de sus pacientes, en cuyas comunidades viven y trabajan. El conocimiento estrecho de las necesidades médicas y psicológicas de sus pacientes, así como de sus circunstancias particulares, hace que los médicos se conviertan en figuras confiables y en auténticos líderes de sus comunidades. Esta dimensión ha sido clave para el éxito del modelo VBC de SOMOS, éxito que se tradujo en ahorros de hasta $330 millones de dólares mediante la reducción del 25 por ciento en el número de visitas a las salas de urgencias y en el número de hospitalizaciones innecesarias.
Es indiscutible que la transformación del sistema público de salud de Estados Unidos —sobre todo en beneficio de los sectores más marginados de nuestra sociedad— requerirá la adopción y aceptación comprometida de los programas del VBC. Tanto los médicos como los pacientes son vitales en este proceso y son ellos quienes obtendrán los mejores beneficios con su implementación.