Por estos días, el mundo
católico se apresta a celebrar la solemnidad más importante del año litúrgico:
LA PASCUA de la RESURRECCION DE JESUCRISTO.
Y pretendo en estas
líneas, reflexionar con ustedes, sobre dos aspectos y significados
muy importantes que tiene esta fiesta para la humanidad entera, para el mundo
cristiano y concretamente para nuestra sociedad norteamericana.
En primer, la confesión
de fe en la Resurrección de Cristo tiene sustrato histórico en la
transformación de vida que experimentaron unos hombres y mujeres – primeros
cristianos – quienes se reconocieron y confesaron a sí mismos y para los demás,
como hombres y mujeres NUEVOS, con una mentalidad renovada, capaces ahora de
entender todo el proyecto de vida de Jesús de Nazaret y de vivirlo, de ponerlo
en práctica, con una NUEVA visión de Dios, del mundo, del otro.
Unos discípulos que
habían acompañado a Jesús en sus correrías y tarea predicadora, que fueron sus
primeros testigos, sus íntimos, pero que torpemente no lo entendieron, lo
negaron, traicionaron y abandonaron, salen ahora por el mundo – hace ya dos mil
años – proclamando que Cristo vive y vive en ellos porque les cambió, les
renovó, les transformó sus vidas. Ahora viven en plenitud el mandamiento del
amor, en el reconocimiento de que son hermanos, hijos del mismo Padre del
cielo, tal y como Jesús había vivido y les había enseñado.
¡Cuánta falta tenemos
todos, todos los días de renovarnos, de cambiar, de mejorar personal e
individualmente como seres humanos, de transformarnos, de PASAR – precisamente
eso es lo que significa la palabra PASCUA en hebrero “PASO” – de nuestros
resentimientos, temores, pequeños o grandes odios, diferencias, intolerancias,
discriminaciones, rencillas, divisiones, formas de violencia y de muerte a
formas nuevas de comprender y de vivir la vida, nuevas, renovadas y
transformadas formas de relacionarnos los unos con los otros, para hacer
posible una convivencia si no fraterna al menos mínimamente humana y
civilizada!
El primer significado de
la Pascua cristiana para todos es VIDA NUEVA. ¡Y cuánta aplicabilidad, y cuánta
urgencia y cuán necesario este mensaje de la Pascua cristiana para nuestra
sociedad estadounidense, aquí y ahora!
Nos circundan y angustian
mil formas de violencia y de muerte en los hogares, en las calles y en las
escuelas, nos agobia el desempleo y el futuro próximo, enfermedades e
incertidumbre política, el uso de drogas en los jóvenes y el enorme número de
familias destrozadas, la pérdida o la mutación de los valores tradicionales por
la primacía del tener sobre el ser, la búsqueda del placer y del poder a toda
costa, sin importar los medios y como fin último de la existencia humana, etc…
Este panorama que va
tornando irrespirable cada vida humana individual y la existencia y convivencia
de todos en sociedad, clama – con urgencia – por una transformación, un cambio,
una “metanoia”, una VIDA NUEVA, personas transformadas para la re-construcción
de instituciones renovadas, más justas, más solidarias, más humanas.
En segundo lugar, e inseparable
del primer aspecto ya subrayado, la confesión de la Resurrección de Jesús
significa un triunfo de la VIDA sobre la muerte, un PASO del fracaso a la
victoria. Así, PASCUA es sinónimo de “abundancia de vida” y de la vida como
palabra final sobre el destino del hombre, de todo hombre que viene a este
mundo.
Los males anteriormente
enlistados y muchos más, que como individuos y sociedad nos aquejan y angustian
a diario, piden que cada uno de nosotros, pasando de lo malo a lo bueno, de lo
inhumano a lo humano, de lo perfectible a lo mejor, de la mentira a la verdad,
de los errores a la honestidad, de lo torcido a la rectitud en la conciencia,
en las palabras y en los hechos, vayamos construyendo – mediante ese PASO, esa
transformación, esa novedad en nuestras vidas, unos espacios sociales de VIDA
ABUNDANTE. Vida abundante que, en nuestra Nación, se manifieste en el mundo de
las leyes y de la política, en el mundo de la economía y de las relaciones
inter-comunitarias e inter-personales, en el mundo del arte y de las ciencias,
en el ejercicio de nuestras profesiones y de nuestros quehaceres cotidianos, en
el mundo del entretenimiento, la recreación y el deporte, en nuestras
experiencias religiosas, etc.
Nuestra sociedad,
orgullosa de tantas conquistas materiales al interior de los Estados Unidos y
en el mundo entero, escenario de tantos logros y motivo de tanta esperanza para
tantos que llegaron o sueñan con llegar aquí, está – al mismo tiempo – transida
de dolores, por sueños incumplidos, por anhelos truncados, por ilusiones rotas,
por mil dolores, sufrimientos y formas de vida injustas e inhumanas que exigen
de nosotros VIDAS NUEVAS para la VIDA ABUNDANTE, próspera, plena, feliz, que
todos esperamos.
Que PASCUA sea, entonces,
todos los días. ¡Que todos los días PASEMOS de lo viejo a lo nuevo y de
escasas, mezquinas y precarias formas de vida a la VIDA ABUNDANTE!
1 comentario:
Sí, Mario, sí, la metanoya, el cambio, el avanzar y no retroceder, el cambio que experimentaron los apóstoles de lo que eran antes de ver a Jesús cambiado y luego ellos mismos que parecían OTROS, humanos, sí, pero imbuidos de una fuerza no sobrehumana, que haga desaparecer al hombre, sino al contrario, muchísimo más humanos. Sólo quiero decir, Mario, que lo que dices del cambio y mejora que es urgente en tu sociedad norteamericana, que cocnocí en mis 36 meses de estancia, es aplicable al 100 por cien a nuestra sociedad española actual. Y no desciendo a especificar los datos concretos porque eso ya los "mass media" se encargan cada día a darlos a conocer a todo el mundo. Un abrazo con la felicidad interior que Jesús nos da y que sentimos crecer cada año en este tiempo...HAPPY EASTER...
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