domingo, 1 de abril de 2018

Pascua: Vida nueva y abundante para todos

Por estos días, el mundo católico se apresta a celebrar la solemnidad más importante del año litúrgico: LA PASCUA de la RESURRECCION DE JESUCRISTO.

Y pretendo en estas líneas, reflexionar con ustedes, sobre dos aspectos y significados muy importantes que tiene esta fiesta para la humanidad entera, para el mundo cristiano y concretamente para nuestra sociedad norteamericana.

En primer, la confesión de fe en la Resurrección de Cristo tiene sustrato histórico en la transformación de vida que experimentaron unos hombres y mujeres – primeros cristianos – quienes se reconocieron y confesaron a sí mismos y para los demás, como hombres y mujeres NUEVOS, con una mentalidad renovada, capaces ahora de entender todo el proyecto de vida de Jesús de Nazaret y de vivirlo, de ponerlo en práctica, con una NUEVA visión de Dios, del mundo, del otro.

Unos discípulos que habían acompañado a Jesús en sus correrías y tarea predicadora, que fueron sus primeros testigos, sus íntimos, pero que torpemente no lo entendieron, lo negaron, traicionaron y abandonaron, salen ahora por el mundo – hace ya dos mil años – proclamando que Cristo vive y vive en ellos porque les cambió, les renovó, les transformó sus vidas. Ahora viven en plenitud el mandamiento del amor, en el reconocimiento de que son hermanos, hijos del mismo Padre del cielo, tal y como Jesús había vivido y les había enseñado.

¡Cuánta falta tenemos todos, todos los días de renovarnos, de cambiar, de mejorar personal e individualmente como seres humanos, de transformarnos, de PASAR – precisamente eso es lo que significa la palabra PASCUA en hebrero “PASO” – de nuestros resentimientos, temores, pequeños o grandes odios, diferencias, intolerancias, discriminaciones, rencillas, divisiones, formas de violencia y de muerte a formas nuevas de comprender y de vivir la vida, nuevas, renovadas y transformadas formas de relacionarnos los unos con los otros, para hacer posible una convivencia si no fraterna al menos mínimamente humana y civilizada!

El primer significado de la Pascua cristiana para todos es VIDA NUEVA. ¡Y cuánta aplicabilidad, y cuánta urgencia y cuán necesario este mensaje de la Pascua cristiana para nuestra sociedad estadounidense, aquí y ahora!

Nos circundan y angustian mil formas de violencia y de muerte en los hogares, en las calles y en las escuelas, nos agobia el desempleo y el futuro próximo, enfermedades e incertidumbre política, el uso de drogas en los jóvenes y el enorme número de familias destrozadas, la pérdida o la mutación de los valores tradicionales por la primacía del tener sobre el ser, la búsqueda del placer y del poder a toda costa, sin importar los medios y como fin último de la existencia humana, etc…

Este panorama que va tornando irrespirable cada vida humana individual y la existencia y convivencia de todos en sociedad, clama – con urgencia – por una transformación, un cambio, una “metanoia”, una VIDA NUEVA, personas transformadas para la re-construcción de instituciones renovadas, más justas, más solidarias, más humanas.

En segundo lugar, e inseparable del primer aspecto ya subrayado, la confesión de la Resurrección de Jesús significa un triunfo de la VIDA sobre la muerte, un PASO del fracaso a la victoria. Así, PASCUA es sinónimo de “abundancia de vida” y de la vida como palabra final sobre el destino del hombre, de todo hombre que viene a este mundo.

Los males anteriormente enlistados y muchos más, que como individuos y sociedad nos aquejan y angustian a diario, piden que cada uno de nosotros, pasando de lo malo a lo bueno, de lo inhumano a lo humano, de lo perfectible a lo mejor, de la mentira a la verdad, de los errores a la honestidad, de lo torcido a la rectitud en la conciencia, en las palabras y en los hechos, vayamos construyendo – mediante ese PASO, esa transformación, esa novedad en nuestras vidas, unos espacios sociales de VIDA ABUNDANTE. Vida abundante que, en nuestra Nación, se manifieste en el mundo de las leyes y de la política, en el mundo de la economía y de las relaciones inter-comunitarias e inter-personales, en el mundo del arte y de las ciencias, en el ejercicio de nuestras profesiones y de nuestros quehaceres cotidianos, en el mundo del entretenimiento, la recreación y el deporte, en nuestras experiencias religiosas, etc.

Nuestra sociedad, orgullosa de tantas conquistas materiales al interior de los Estados Unidos y en el mundo entero, escenario de tantos logros y motivo de tanta esperanza para tantos que llegaron o sueñan con llegar aquí, está – al mismo tiempo – transida de dolores, por sueños incumplidos, por anhelos truncados, por ilusiones rotas, por mil dolores, sufrimientos y formas de vida injustas e inhumanas que exigen de nosotros VIDAS NUEVAS para la VIDA ABUNDANTE, próspera, plena, feliz, que todos esperamos.

Que PASCUA sea, entonces, todos los días. ¡Que todos los días PASEMOS de lo viejo a lo nuevo y de escasas, mezquinas y precarias formas de vida a la VIDA ABUNDANTE!


1 comentario:

Jose Luis dijo...

Sí, Mario, sí, la metanoya, el cambio, el avanzar y no retroceder, el cambio que experimentaron los apóstoles de lo que eran antes de ver a Jesús cambiado y luego ellos mismos que parecían OTROS, humanos, sí, pero imbuidos de una fuerza no sobrehumana, que haga desaparecer al hombre, sino al contrario, muchísimo más humanos. Sólo quiero decir, Mario, que lo que dices del cambio y mejora que es urgente en tu sociedad norteamericana, que cocnocí en mis 36 meses de estancia, es aplicable al 100 por cien a nuestra sociedad española actual. Y no desciendo a especificar los datos concretos porque eso ya los "mass media" se encargan cada día a darlos a conocer a todo el mundo. Un abrazo con la felicidad interior que Jesús nos da y que sentimos crecer cada año en este tiempo...HAPPY EASTER...